domingo, 13 de marzo de 2011

Primera Guerra Chechena

La Primera Guerra Chechena comenzó cuando fuerzas rusas intentaron recuperar el control de la secesionista República de Chechenia entre 1994 y 1996.
Pese a tener una fuerza superior en soldados, armamentos y apoyo aéreo, las fuerzas rusas fueron incapaces de establecer un control efectivo del área montañosa, por causa de certeros ataques de los guerrilleros o partisanos chechenos. La fuerte desmoralización del Ejército Ruso llevó al presidente Borís Yeltsin a declarar un cese del fuego unilateral en 1995 e iniciar la retirada de tropas al año siguiente.
Después de la muerte de miles de civiles, el 27 de mayo de 1996 Yeltsin aceptó reunirse con los rebeldes chechenos por primera vez e iniciar negociaciones para la paz.


Orígenes de la guerra en Chechenia

El colapso de la URSS y el tratado de la Federación Rusa

En 1991, de forma repentina e inesperada para la mayoría de los habitantes de Rusia, la Unión Soviética se disolvió y Rusia volvió a ser un estado independiente. Pese a que Rusia fue internacionalmente aceptada como el sucesor natural de la URSS en materia diplomática, perdió mucho de su poder interno y externo. Teniendo presente la desintegración de varios países por vía de conflictos étnicos o religiosos en varios lugares que antes se encontraban bajo la esfera soviética (como el caso de Nagorno-Karabaj), las élites de la nueva Rusia temieron que sucedieran dentro de su territorios hechos similares, pese a que étnicamente está compuesta por un 80% de rusos.

Durante el régimen soviético más de 100 nacionalidades tuvieron garantizadas su existencia como distritos o repúblicas autónomas dentro del esquema federal, respondiendo a una división étnica. Otras comunidades, por su parte, no tuvieron derecho a este reconocimiento. En la mayoría de esos enclaves los rusos étnicos constituyeron una minoría dentro de la población, pese a que sufrían de una desproporcionada representación en los gobiernos locales, ya que los rusos y miembros de otras nacionalidades participaban poco en la administración local. El tema de las relaciones entre el gobierno central, que favoreció la autonomía e incluso la independencia, y los poderes locales era uno de los grandes temas políticos a comienzo de la década de 1990.

En la mayoría de los casos las demandas se resolvieron por la vía de conceder autonomía regional y privilegios tributarios. El Tratado de la Federación Rusa fue firmado en marzo de 1992 por Borís Yeltsin y la mayoría de los líderes de las repúblicas autónomas y los gobiernos étnicos. Consistía en tres documentos que regulaban los poderes reservados al gobierno central, la relación entre este último y los organismos administrativos federales y los poderes residuales en poder de los organismos particulares o locales.


La fracasada negociación rusa con Chechenia

Las únicas jurisdicciones autónomas que se negaron a firmar el tratado de federación de 1992 fueron Chechenia y Tartaristán, ambas regiones ricas en petróleo. En 1994 se pactó entre Rusia y el gobierno autónomo de Tartaria un acuerdo que garantizaba una adecuada autonomía a los Tártaros del Volga, pueblo musulmán conquistado por los rusos a mediados del siglo XVI.

Por su parte, Yeltsin evitó llevar a cabo negociaciones serias con el gobierno checheno, permitiendo que las relaciones se deterioraran hasta el punto de generar un conflicto general en 1994. En 1996 Chechenia seguía siendo el principal obstáculo entre el gobierno federal y los secesionistas de todo el país.


Los intentos por la independencia y el nacionalismo checheno

El nacionalismo checheno en un contexto histórico

Los cosacos y rusos se establecieron en Chechenia hace más de 16 décadas. La primera invasión al núcleo de Chechenia ocurrió durante el gobierno de Pedro el Grande, a comienzos del siglo XVIII. Después de una sangrienta guerra y cruentas batallas que incluyeron masacres sanguinarias, Chechenia fue incorporada a Rusia en los años 1870.

En 1936, durante el gobierno de Iósif Stalin, se creó la República Socialista Soviética Autónoma de Chechenia e Ingusetia. En 1943 las fuerzas nazis llegaron a las puertas de la capital Grozny y los chechenos combatieron fieramente contra la ocupación alemana.

Pese a que más de 40.000 chechenos combatieron fielmente en el Ejército Rojo, se desató el rumor que los habitantes se alzaron en contra de los rusos. Este argumento fue utilizado por Stalin para deportar hacia Asia Central y Siberia a más de un millón de chechenos, ingusetios y otros habitantes del norte del Cáucaso, bajo la acusación de haber colaborado con los invasores. Esto era un genocidio que hizo, literalmente, desaparecer a varias nacionalidades del mapa durante más de 15 años.

Durante el proceso conocido como desestalinización, el Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética Nikita Jrushchov permitió el regreso de las diezmadas poblaciones a su patria, en una restaurada república en 1957.


El Presidente Dzhokar Dudayev

La serie de eventos que desencadenó el colapso de la Unión Soviética incidieron directamente en el largo y profundo odio de los chechenos a los rusos. En septiembre de 1991, el gobierno de la República Autónoma de Chechenia e Ingusetia renunció al poder presionado por el partido pro independencia Congreso del Pueblo Checheno, cuyo líder era el ex general de la fuerza aérea soviética Dzhokar Dudayev.

Durante el mismo período, militantes del Congreso Nacional del Pueblo Checheno (CNPCh) tomaron el control de todo el país, copando el congreso local y dando muerte al jefe del PCUS de Grozny Vitali Kutsenko. El mes siguiente Dudayev ganó un sorprendente apoyo popular para ocupar el gobierno central, copar la administración y convertirse en presidente. Dudayev proclamó de forma unilateral la independencia, y como consecuencia de esto, el presidente de la Federación Rusa Boris Yeltsin despachó tropas a Grozny. Este contingente fue obligado a retirarse cuando los partisanos chechenos lo rodearon en el aeropuerto.

La República Autónoma de Chechenia e Ingusetia se dividió en dos en junio de 1992, e Ingusetia (como República Autónoma) se integró en la Federación Rusa. En agosto de 1994, cuando una facción opositora lanzó un ataque armado para derribar al gobierno de Dudayev, Moscú armó a los rebeldes con equipo militar, y los aviones rusos empezaron a bombardear Grozny. De acuerdo con el sitio GlobalSecurity.org, bombas de fósforo blanco fueron utilizadas en diciembre de 1994 en la capital chechena. En diciembre, cinco días después del acuerdo entre Dudayev y el Ministro de Defensa Ruso Pavel Grachev de evitar el uso de la fuerza, el ejército de la federación invadió Chechenia.


Empantanamiento y cese del fuego

La guerra y las actividades separatistas

Las expectativas de Yeltsin de enfrentarse con un rápido y quirúrgico conflicto seguido de una capitulación rápida de Chechenia fueron equivocadas. Rusia se sumergió muy pronto en un gran pantano. Tratando de emular las tácticas norteamericanas, les ordenó a sus comandantes aplicar una campaña "restringida". Sin embargo, los comandantes rusos no estaban preparados para un combate de esta naturaleza, de montaña, entre población civil y con graves problemas tácticos. Otro inconveniente fue que se ordenó realizar una leva de soldados locales en vez de enviar profesionales de otras partes de Rusia.

Las unidades chechenas eran más móviles y conformadas por habitantes locales conocedores del terreno y de la gente. Estas fuerzas guerrilleras inflingieron humillantes derrotas a uno de los ejércitos más grandes del mundo, dejándolo desmoralizado. Como respuesta a esta situación, Rusia reinició ataques indiscriminados con artillería y fuego aéreo que causaron grandes pérdidas entre la población civil chechena y rusa.
Cuando el ejército ruso atacó Grozny durante las primeras semanas de enero de 1995, cerca de 25.000 civiles murieron en un raid de ataques de artillería y bombardeo aéreo, en una ciudad cercada. Los rusos admitieron haber sufrido varios centenares de bajas durante el asalto.

El uso masivo de artillería y de bombardeos aéreos fue la estrategia rusa dominante durante el resto de la campaña. Además de lo anterior, las tropas rusas cometieron numerosos y, en parte, sistemáticos crímenes de guerra contra civiles, que incluían ejecuciones sumarias y torturas que llegaron a alcanzar a aldeas enteras.

Sólo en el pueblo de Samashki cerca de 100 civiles fueron muertos por tropas rusas y otros tantos golpeados y torturados. Los partisanos chechenos por su parte, en respuesta a estos hechos utilizaron técnicas guerrilleras como bombas-trampa y asaltos y emboscadas en los caminos. Su más notoria táctica era la toma de rehenes, que dirigían la presión directamente sobre el público internacional y la opinión pública y gobierno ruso.

Como secuela de esta incapacidad para controlar a los bandidos chechenos, se incrementó la presión de los demás grupos étnicos que convivían en Rusia. Otra consecuencia fue la bajada sostenida y cada vez más fuerte de la confianza y del apoyo al gobierno central ruso y en particular en la persona de Yeltsin. El tema de Chechenia fue principal en la campaña presidencia de 1996. Pero su efecto interno más importante fue la respuesta de las minorías étnicas a las levas de soldados para combatir contra los chechenos en sus lugares. Una república autónoma (Chuvashia) dio protección legal a los conscriptos que se negaran a participar en la guerra en Chechenia. Incluso a nivel nacional se llegó a exigir la prohibición de participación de las fuerzas armadas en conflictos internos.

En enero de 1996, la destrucción del pueblo fronterizo de Pervomayskoye en la República de Daguestán, como reacción a la toma de rehenes por parte de los chechenos, causó profundo malestar, puesto que amenazaba con generar un conflicto que empezara a devorar a todos los pueblos del Cáucaso. El anuncio por parte de los chechenos de que libraban una jihad o guerra sagrada contra los rusos atrajo por su parte a una buena cantidad de voluntarios de otros lugares de Rusia e incluso del exterior. La solución de una retirada sin victoria rusa era imposible, puesto que se creía que desencadenaría una ola de secesiones en todos los lugares.

En el año 1995 se sucedieron una serie de combates en Ingusetia, en particular cuando el mando ruso envió tropas a la frontera en persecución de los rebeldes chechenos. La ya frágil economía ingusetia se vio varias veces sobrepasada por la llegada de refugiados desde la misma Chechenia (con la que compartieron una tranquila vida en común por casi treinta años), así como de la también conflictiva Osetia del Norte. El presidente ingusetio Ruslan Aushev protestó varias veces en contra de las persecuciones rusas e intentó conseguir reparaciones por los daños.


El cese de fuego de 1996

Las desmoralizadas y mal entrenadas tropas conscriptas del ejército ruso fueron incapaces de suprimir y controlar el levantamiento checheno, tanto en la capital como en el campo. La humillante derrota y las altas bajas sufridas convirtieron el conflicto en algo sumamente impopular en Rusia para las elecciones de 1996, pese a la muerte de Dudayev en abril de aquel año, por tropas rusas.

En agosto el asesor de seguridad nacional de Yeltsin, Alexander Lebed firmó con los rebeldes un cese del fuego, acompañado con un tratado de paz firmado en mayo de 1997.

Cerca de 5.500 soldados rusos y más de 73.000 chechenos murieron en casi dos años de guerra. Sin embargo, el conflicto se reinició en 1999 pese al tratado de paz. A esta guerra se la llama Segunda Guerra Chechena.
 
 
 
 
 
 
Jesús E Ramirez C

Guerra de Bosnia

Se conoce como Guerra de Bosnia al conflicto internacional que se desarrolló en la actual Bosnia y Herzegovina del 6 de abril de 1992 al 14 de diciembre de 1995. Fue causada por una compleja combinación de factores políticos y religiosos: exaltación nacionalista, crisis políticas, sociales y de seguridad que siguieron al final de la guerra fría y la caída del comunismo en la antigua Yugoslavia.

Al desintegrarse la ex Yugoslavia en 1991, con la independencia de Croacia y Eslovenia los líderes nacionalistas serbobosnios como Radovan Karadzic y serbios como Slobodan Milošević se marcan como objetivo principal que todos los serbios -diseminados por las distintas repúblicas que componían Yugoslavia- vivan en un mismo país. En febrero de 1992, el pueblo de Bosnia-Herzegovina decide en referéndum su independencia de la República Federal Socialista de Yugoslavia, en una votación boicoteada por los serbobosnios. La sección del Ejército Popular Yugoslavo en Bosnia-Herzegovina fiel al referéndum se organizó en el Ejército de la República Bosnia-Herzegovina (ARBiH), mientras los serbios formaron el Ejército de la República Srpska (VRS). En un principio los serbios ocuparon el 70% del territorio de Bosnia-Herzegovina, pero al unir sus fuerzas el Consejo Croata de Defensa y el ARBiH la guerra tomó otro rumbo y las fuerzas serbias fueron derrotadas en la Batalla de Bosnia Occidental. La participación de la OTAN, durante 1995 contra las posiciones del VRS internacionalizó el conflicto, pero sólo en sus etapas finales. La alianza bosniocroata ocupó un 51% del territorio de Bosnia-Herzegovina y llegó hasta las puertas de Banja Luka. Al ver peligrar su capital de facto los líderes serbios firmaron el armisticio y la guerra terminó oficialmente con la firma de los Acuerdos de Dayton en París el 14 de diciembre de 1995.

La guerra duró poco más de tres años y causó cerca de 100.000 víctimas entre civiles y militares y 1,8 millones de desplazados, según informes recientes. De las 97.207 víctimas totales documentadas, el 65% fueron bosnios musulmanes y el 25% serbios. Dentro de las víctimas civiles, el 83% correspondió a bosnios.


Disolución de Yugoslavia

La Guerra en Bosnia-Herzegovina está relacionada con la disolución de Yugoslavia. La crisis apareció en Yugoslavia con el debilitamiento del sistema comunista, que a su vez fue parte de cambios mayores que ocurrieron en el mundo tras el final de la guerra fría. En el caso yugoslavo, el Partido Comunista de Yugoslavia de ese país estaba perdiendo su potencia ideológica bajo el predomino de ideologías nacionalistas y separatistas hacia finales de 1988 e inicios de 1989. Este cambio se notaba principalmente en Serbia y Croacia, algo menos en Bosnia-Herzegovina, y aún menos en Eslovenia y Macedonia.

Este proceso aceleró el ingreso de Slobodan Milošević en la escena política de Serbia; un hombre que empezó su carrera política como respuesta al despertar de ideologías nacionalistas y se posicionó como líder moral de los serbios en Kosovo en 1989. Los objetivos políticos de Milošević eran consolidar su propio poder y lograr la dominación de la Federación Yugoslava, incluyendo la dominación de Serbia que era la república más poblada de la federación, por lo que se cimentaría un firme control de las políticas serbias.

Para alcanzar estos objetivos, Milošević planeó varios procesos que llevaron a la instalación de su gabinete político principalmente en Vojvodina y Montenegro. La crisis en Yugoslavia se profundizó tras la caída del gobierno de Kosovo que tenía una mayoría albanesa. Continuando estos procesos, Milosevic tomó el control de casi la mitad de Yugoslavia y con votos adicionales influenció fácilmente las decisiones del Gobierno federal. Esta situación hizo reaccionar a las otras repúblicas, empezando por Eslovenia.

En el 14º Congreso del Partido Comunista, llevado a cabo el 20 de enero de 1990, Milošević aplicó su dominio por primera vez, obstruyendo varias enmiendas constitucionales que la delegación eslovena propuso en un intento para restablecer el balance del poder en la Federación. El Congreso terminó con las delegaciones eslovenas y croatas abandonando la reunión, lo que podría considerarse como el inicio de la disolución de Yugoslavia.

La crisis se agudizó cuando elementos nacionalistas tomaron el poder para ir en contra de las políticas de Milošević, entre ellos, el croata Franjo Tudjman fue el más prominente. Eslovenia y Croacia iniciaron poco después el proceso que llevó a su independencia, lo que causó un conflicto armado. Éste fue especialmente intenso en Croacia, que tenía una sustancial población serbia.


Situación preguerra en Bosnia-Herzegovina

Bosnia y Herzegovina ha sido históricamente un Estado multiétnico. Según el censo de 1991, Bosnia-Herzegovina tenía una población de 4.354.911 habitantes, divididos así:

Bosnios, 43,7%
Serbios, 31,3%
Croatas, 17,3%
Yugoslavos, 5,5% (se consideran a sí mismos como yugoslavos; en la ex Yugoslavia la población que se declaraba a sí misma como yugoslava apenas alcanzaba un 1%).
Hay una fuerte correlación entre la identidad étnica y la religión:

90% de los bosnios son musulmanes
93% de los serbios de bosnia son cristianos ortodoxos
88% de los croatas de bosnia son católicos
En las primeras elecciones multipartidistas que tuvieron lugar en noviembre de 1990 en Bosnia y Herzegovina, vencieron los tres mayores partidos étnicos en el país: el Partido de Acción Democrática bosnio, el Partido Democrático Serbio y la Unión Democrática Croata.

Las partes dividieron el poder entre las distintas etnias: mientras que el Presidente del Gobierno de la República Socialista de Bosnia y Herzegovina era un bosnio, el Presidente del Parlamento era un serbio de Bosnia y el Primer Ministro un croata.

Posteriormente trascendió que serbios y croatas, mediante un pacto secreto, el Acuerdo de Karađorđevo, habían llegado a un acuerdo para el reparto de Bosnia, sin contar con la mayoría bosníaca.


Creación de la "República Serbia de Bosnia y Herzegovina"

Los miembros serbios del parlamento, que consistían principalmente en los del Partido Democrático Serbio, así como otros representantes de los partidos que formaban la Asamblea Independiente de Miembros del Parlamento, abandonaron el Parlamento central de Sarajevo y formaron la Asamblea del pueblo serbio de Bosnia y Herzegovina el 24 de octubre de 1991, que marcó el final de la tri-étnica coalición que regía después de las elecciones de 1990. Esta asamblea estableció la República Serbia de Bosnia y Herzegovina, el 9 de enero de 1992, que se convirtió en República Srpska en agosto de 1992. El objetivo oficial de este acto, que se afirma en el texto original de la Constitución de la República Srpska y que sería modificada posteriormente, era preservar la Federación Yugoslava.


Creación de la "Comunidad Croata de Herzeg-Bosnia"

Durante las guerras yugoslavas, los objetivos de los nacionalistas de Croacia fueron compartidos por los nacionalistas croatas de Bosnia y Herzegovina.[5] El gobierno de la República de Croacia, la Unión Croata Democrática (HDZ), organizaba y controlaba la rama del partido en Bosnia y Herzegovina. A finales de 1991, los elementos más extremos del partido, bajo la dirección de Mate Boban, Dario Kordić, Jadranko Prlić, Ignac Koštroman y dirigentes locales como Anto Valenta,[6] y con el apoyo de Franjo Tuđman y Gojko Šušak, habían tomado el control efectivo del partido. El 18 de noviembre de 1991, la rama del partido en Bosnia y Herzegovina, proclamó la existencia de la Comunidad Croata de Herzeg-Bosnia, como una separación "política, cultural, económica y territorial" en el territorio de Bosnia y Herzegovina.


Referéndum sobre la independencia de Bosnia y Herzegovina

Después de que Eslovenia y Croacia declararon, en 1991, su independencia de la República Socialista Federal de Yugoslavia, Bosnia y Herzegovina organizó también un referéndum sobre su independencia. La decisión del Parlamento de la República Socialista de Bosnia y Herzegovina de la celebración del referéndum fue tomada después de que la mayoría de miembros serbios habían abandonado la asamblea parlamentaria en señal de protesta.

Estos serbios de Bosnia, miembros de la asamblea, invitaron a la población serbia a boicotear el Referéndum celebrado el 29 de febrero y el 1 de marzo de 1992. La participación en el referéndum fue del 67% y el resultado fue del 99,43% a favor de la independencia. La independencia fue así declarada el 5 de marzo de 1992 por el Parlamento. El referéndum en sí mismo y el asesinato de un serbio en una boda el día antes del referéndum fueron utilizados por los líderes políticos serbios como una razón para iniciar bloqueos de carreteras en señal de protesta.


Embargo de armas

El 25 de septiembre de 1991 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la Resolución CSNU 713, que imponía un embargo de armas en toda la antigua Yugoslavia. El bloqueo perjudica al Ejército de la República de Bosnia y Herzegovina, principalmente porque Serbia heredó la mayor parte del arsenal del antiguo Ejército Popular Yugoslavo y el Ejército croata podía conseguir armas de contrabando a través de su costa. Más del 55% del las armerías y cuarteles de la ex Yugoslavia se encontraban en Bosnia debido a su terreno montañoso, en previsión de una guerra de guerrillas, pero muchas de esas fábricas estaban bajo control serbio (como la fábrica Unis Pretis, en Vogošća), y otras quedaron inoperantes debido a la falta de electricidad y materias primas. El Gobierno bosnio presionó para que se levantara el embargo, pero se opusieron el Reino Unido, Francia y Rusia. El Congreso de los EE. UU. aprobó dos resoluciones pidiendo la anulación del embargo, pero ambas fueron vetadas por el Presidente Bill Clinton por temor a la creación de una fisura entre los EE. UU. y los países antes mencionados. Sin embargo, los Estados Unidos realizaron varias operaciones incluyendo grupos islamistas para suministrar armas a las fuerzas del Gobierno de Bosnia a través de Croacia.


La guerra

El Ejército Popular Yugoslavo (Jugoslovenska narodna armija, JNA) dejó oficialmente Bosnia y Herzegovina el 12 de mayo de 1992, poco después de la independencia, declarada en abril. Sin embargo, la mayor parte de la cadena de mando, armamento, y el personal militar de mayor rango, incluido el general Ratko Mladić, permanecieron en Bosnia y Herzegovina en el Ejército de la República Srpska (Vojska Republike Srpske, VRS). Los croatas organizaron una formación defensiva militar propia llamada el Consejo Croata de Defensa (Hrvatsko Vijeće Obrane, HVO) como fuerzas armadas de la auto-proclamada Herzeg-Bosnia, y las Fuerzas Croatas de Defensa (Hrvatske Obranbene Snage, HOS).
La mayoría de los bosnios se organizaron en el Ejército de la República Bosnia-Herzegovina (Republike Armija Bosne i Hercegovine, RBiH). Este ejército tiene un buen número de no bosnios (alrededor del 25%), especialmente en el 1er. Cuerpo en Sarajevo. El comandante adjunto del Ejército bosnio, el general Jovan Divjak fue la más alta jerarquía de etnia serbia en el ejército bosnio. El general Stjepan Šiber, de etnia croata fue el segundo comandante adjunto. El presidente Alija Izetbegović también nombró al coronel Blaž Kraljević, comandante del Consejo Croata de Defensa en Herzegovina, como miembro del cuartel general del Ejército bosnio, siete días antes de su asesinato, con el fin de reunir un frente multiétnico bosnio de defensa.
Varias fueron las unidades paramilitares que operaron en la guerra de Bosnia: los serbios Águilas Blancas (Beli Orlovi) ,los Tigres de Arkan, la Guardia Serbia de Voluntarios (Srpska Dobrovoljačka Garda), los bosnios Liga Patriótica (Patriotska Liga) y los Boinas Verdes del Ejército de Bosnia y Herzegovina (Zelene Beretke) y los croatas de las Fuerzas de Defensa Croata (Hrvatske Obrambene Snage). Los paramilitares serbios y croatas que participaron voluntarios recibían el apoyo de partidos políticos nacionalistas en esos países. Existen denuncias sobre la participación de la policía secreta serbia y croata en el conflicto. Los serbios recibieron el apoyo de combatientes eslavos cristianos de otros países, entre ellos Rusia. Los voluntarios griegos fueron acusados de tomar parte en la masacre de Srebrenica, pues colocaron la bandera de Grecia en Srebrenica, cuando la ciudad cayó ante los serbios.

Los bosnios recibieron el apoyo de grupos islámicos comúnmente conocido como "guerreros santos" (Muyahidines). Hubo también varios cientos del Ejército de los Guardianes de la Revolución Islámica que ayudaron a la del Gobierno de Bosnia durante la guerra.

Inicialmente las fuerzas serbias atacaron a la población civil no serbia en Bosnia oriental. Una vez que las ciudades y los pueblos estaban asegurados, procedían a la expulsión de sus habitantes (limpieza étnica), que en ocasiones incluyó violaciones y asesinatos. Los serbios tenían superioridad (a pesar de contar con menos mano de obra), debido al armamento que recibieron del Ejército Popular Yugoslavo, y establecieron el control sobre la mayoría de las zonas donde eran mayoría relativa, además de zonas donde eran una minoría significativa en las zonas rurales y regiones urbanas, excluyendo las grandes ciudades de Sarajevo y Mostar. Los dirigentes militares y políticos serbios, recibieron la mayoría de las acusaciones de crímenes de guerra ante el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (ICTY), muchos de los cuales fueron condenados después de la guerra en los juicios.

La mayor parte de la capital Sarajevo, estuvo permanentemente en manos de los bosnios, aunque el Gobierno oficial de la República de Bosnia y Herzegovina siguió funcionando con relativa composición multiétnica. En los 44 meses del asedio, el terror contra Sarajevo y sus residentes varió en su intensidad, pero el objetivo siempre fue el mismo: infligir el mayor sufrimiento posible a los civiles a fin de obligar a las autoridades bosnias a aceptar las demandas de los serbios.[14] El Ejército de la República Srpska rodeó la ciudad (alternativamente, las fuerzas serbias se situaban en los alrededores de Sarajevo, el llamado anillo alrededor de Sarajevo), desplegando tropas y artillería en las colinas de los alrededores en lo que sería el sitio más largo en la historia de la guerra moderna, durante casi 4 años. Véase sitio de Sarajevo.

Numerosos acuerdos de cesación del fuego se firmaron, pero se violaban una y otra vez cuando una de las partes consideraba que tenía desventaja. Las Naciones Unidas trataron de detener la guerra en varias ocasiones, pero sin éxito, y el tan promocionado plan de paz Vance-Owen, que pretendía dividir el país en tres zonas, tuvo poco impacto.


Cronología

1992

La primera víctima en Bosnia es otro punto de discordia entre serbios y bosnios. Los serbios consideran que fue Nikola Gardović, el padre de un novio que fue muerto en la procesión de una boda serbia dos días después del referéndum, el 1 de marzo de 1992 en el casco antiguo de Sarajevo. Bosnios y croatas mientras tanto consideran las primeras víctimas de la guerra, antes de la independencia, a unos civiles croatas asesinados por el JNA (luego transformado en Ejército de la República Srpska y Ejército de Serbia y Montenegro), en la aldea de Ravno, en septiembre de 1991. Los bosnios también consideran la primera persona víctima de la guerra a Suada Dilberović, que recibió un disparo durante una marcha de paz por pistoleros no identificados el 5 de abril desde un nido de francotiradores serbios en el hotel Holiday Inn de Sarajevo.

Hay que tener en cuenta que estas actividades no estaban relacionadas aún con el comienzo de la guerra en el territorio de Bosnia y Herzegovina. El 30 de septiembre de 1991, el Ejército Popular Yugoslavo destruyó el pequeño pueblo de Ravno situado en Herzegovina, habitado por croatas, durante el transcurso del sitio de la ciudad de Dubrovnik, en Croacia. El 19 de septiembre, el JNA trasladó más tropas a la zona en torno a la ciudad de Mostar, lo que fue protestado públicamente por el gobierno local. El 13 de octubre de 1991 el futuro presidente de la República Srpska, Radovan Karadžić expresó su opinión sobre el futuro de Bosnia y los musulmanes bosnios, dejando claras sus intenciones de anexionarse todo el territorio posible.

Durante los meses de marzo, abril y mayo de 1992 se produjeron feroces ataques en el este de Bosnia, así como la parte noroeste del país. En marzo los ataques del VRS, junto con miembros del Segundo Comando Militar del antiguo Ejército Popular Yugoslavo, se llevaron a cabo en parte oriental del país con el objetivo de tomar posiciones estratégicamente pertinentes y llevar a cabo un bloqueo de comunicación e información. Estos ataques dieron lugar a un gran número de muertos y heridos civiles.

El JNA bajo control serbio fue capaz de tomar más del 70% del país durante estos meses. Gran parte de esto se debe al hecho de que estaban mucho mejor armados y organizados que los bosnios y los fuerzas croatas de Bosnia. Los ataques también incluyeron las zonas de composición étnica mixta. Doboj, Foča, Rogatica, Vlasenica, Bratunac, Zvornik, Prijedor, Sanski Most, Kljuc, Brčko, Derventa, Modrica, Bosanska Krupa, Bosanski Brod, Bosanski Novi, Glamoc, Bosanski Petrovac, Cajnice, Bijeljina, Višegrad, así como zonas de Sarajevo son todas las zonas donde los serbios establecen el control y expulsan a bosnios y croatas. Tampoco las zonas más étnicamente homogéneas se salvaron de importantes combates, como Banja Luka, Bosanska Dubica, Bosanska Gradiska, Bileća, Gacko, Han Pijesak, Kalinovik, Nevesinje, Trebinje, Rudo, que vieron como sus poblaciones no serbias fueron expulsadas. Del mismo modo, las regiones de la zona central de Bosnia y Herzegovina (Sarajevo, Zenica, Maglaj, Zavidovići, Bugojno, Mostar, Konjic, etc.) vieron la huida de su población serbia, emigrando a zonas bajo control serbio de Bosnia y Herzegovina.

En junio de 1992, la UNPROFOR, que originalmente se había desplegado en Croacia, prorrogó su mandato a Bosnia y Herzegovina, inicialmente para proteger el aeropuerto internacional de Sarajevo. En septiembre, el papel de la UNPROFOR se amplió con el fin de proteger la ayuda humanitaria y ayudar en la ejecución de las actividades de socorro en toda Bosnia y Herzegovina, así como ayuda en la protección de los refugiados civiles cuando fuera requerida por la Cruz Roja.

Las ciudades de Gornji Vakuf y Novi Travnik fueron atacadas por los croatas el 20 de junio de 1992, pero el intento fracasó. El acuerdo de Graz entre serbios y croatas causó una profunda división dentro de la comunidad croata y la separación del grupo, lo que condujo al conflicto con los bosnios. Uno de los principales dirigentes croatas, Blaž Kraljević, partidario de la unión, fue asesinado por soldados del HVO en agosto de 1992, lo que debilitó mucho el grupo moderado que esperaba mantener la alianza de croatas y bosnios.

En octubre de 1992, los serbios tomaron la ciudad de Jajce y expulsaron a la población croata y bosnia. La caída de la ciudad se debió en gran parte a la falta de cooperación bosnio-croata y el aumento de las tensiones, especialmente durante los últimos cuatro meses.


1993

El 8 de enero de 1993 los serbios asesinan al diputado bosnio Hakija Turajlić después de detener el convoy de Naciones Unidas que lo trasladaba desde el aeropuerto. Los días 15 y 16 de mayo, el 96% de los serbios votó a favor de rechazar el plan Vance-Owen. Tras el fracaso del plan de paz, que pretendía dividir el país en tres zonas étnicas, surgió un conflicto armado entre bosnios y croatas sobre el 30 por ciento de Bosnia que ocupaban. El plan de paz fue uno de los factores que condujeron a la escalada del conflicto, al evitar Lord Owen el diálogo con las autoridades croatas más moderadas (pro-Bosnia unificada) y negociar directamente con los elementos más extremos (que pretendían la separación).
Gran parte del año 1993 fue dominada por la guerra bosnio-croata que se hizo más grave en octubre de 1992, cuando las fuerzas croatas bosnias atacaron a la población civil en Prozor, quemando sus casas y matando a civiles. En enero de 1993 las fuerzas croatas de Gornji Vakuf atacaron de nuevo con el fin de conectar Bosnia Central con Herzegovina.
La limpieza étnica del Valle de Lašva, campaña contra los civiles bosnios prevista por los jefes políticos y militares de la Comunidad Croata de Herzeg-Bosnia de mayo de 1992 a marzo de 1993, fue a dar cumplimiento a los objetivos enunciados por nacionalistas croatas en noviembre de 1991. Los bosnios del Valle de Lašva fueron objeto de persecución por motivos políticos, raciales y religiosos, deliberadamente discriminados en el contexto de un ataque generalizado en la región a la población civil y sufrió asesinatos en masa, violaciones y retención en campamentos, así como la destrucción de sitios culturales y propiedades privadas, lo que desembocó en la masacre de Ahmići. Estos hechos fueron continuados a menudo por propaganda anti-bosnia, en particular en los municipios de Vitez, Busovača, Novi Travnik y Kiseljak.

La Comunidad Croata de Herzeg-Bosnia tomó el control de muchos gobiernos municipales y servicios en Herzegovina y eliminó o apresó a los líderes bosnios locales. Herzeg-Bosnia tomó el control de los medios de comunicación e impuso ideas y propaganda croata. Se introdujeron planes de estudios y el idioma croata en las escuelas. Muchos bosnios y serbios fueron retirados de posiciones en el gobierno y las empresas privadas; la ayuda humanitaria fue gestionada y distribuida a los bosnios y los serbios en desventaja, y los bosnios en general fueron cada vez más acosados.

La alianza bosnio-croata se mantuvo en algunas zonas de Bosnia, en particular en Bihać (noroeste de Bosnia) y Bosanska Posavina (norte), donde ambos estaban siendo muy castigados por las fuerzas serbias. Este conflicto provocó la creación de un mayor número de enclaves étnicos y un mayor derramamiento de sangre.

Mostar, fue también rodeado por las fuerzas croatas durante nueve meses, y gran parte de su ciudad histórica se vio gravemente destruida por los bombardeos incluyendo el famoso puente Stari Most.

El ARBiH lanzó una operación conocida como Neretva 93 contra el Consejo Croata de Defensa y las Fuerzas Croatas de Defensa en septiembre de 1993, con el fin de poner fin al sitio de Mostar y recuperar las zonas de Herzegovina que fueron incluidas en la autoproclamada República Croata de Herzeg-Bosnia. La operación fue detenida por las autoridades bosnias después de recibir la información sobre los incidentes contra civiles croatas y los prisioneros de guerra en las aldeas de Grabovica y Uzdol.

Algunos dirigentes croatas fueron juzgados por el TPIY por cargos como crímenes de lesa humanidad, violaciones graves de los Convenios de Ginebra y violaciones de las leyes o usos de la guerra. Dario Kordić, dirigente político de los croatas en Bosnia central fue declarado culpable de crímenes de lesa humanidad en Bosnia central, por la limpieza étnica llevada a cabo, y condenado a 25 años de prisión. El comandante bosnio Sefer Halilović fue acusado de un cargo de violación de las leyes y costumbres de la guerra sobre la base superior de la responsabilidad penal de los incidentes ocurridos durante Neretva 93 y declarado inocente.

En un intento de proteger a los civiles, el papel de la UNPROFOR se amplió en 1993 para proteger las "zonas seguras" que había declarado en torno a Sarajevo, Goražde, Srebrenica, Tuzla, Žepa y Bihać.


1994

En 1994, la OTAN se decide a participar activamente, cuando el 28 de febrero sus aviones F-16 derribaron cuatro aviones serbios en Bosnia central (incidente de Banja Luka), que habían violado la zona de prohibición de vuelos de la ONU. La guerra bosnio-croata terminó oficialmente el 23 de febrero de 1994, cuando el comandante del HVO, general Ante Roso y el comandante del Ejército bosnio, general Rasim Delić, firmaron un acuerdo de alto el fuego en Zagreb. En marzo de 1994 un acuerdo de paz mediado por los Estados Unidos entre los beligerantes croatas (representados por la República de Croacia) y la República de Bosnia y Herzegovina se firmó en Washington y Viena, conocido como Acuerdo de Washington. En virtud del acuerdo, la combinación de territorio controlado por los croatas de Bosnia y las fuerzas del Gobierno fue dividida en diez cantones autónomos, establecidos en la Federación de Bosnia y Herzegovina. Esto puso fin a la guerra entre croatas y bosnios, y redujo las partes beligerantes a dos.

La primera batalla abierta entre croatas y serbios, el HVO y el HOS contra el VRS, sucedió en Kupres, en Herzegovina Occidental. Los serbobosnios y el JNA contaban con unos 6.000 hombres, 3 o 4 divisiones de artillería, un batallón blindado y el apoyo de la aviación contra unos 1.500 bosniocroatas de Kupres. Los (por aquel entonces) poco armados bosniocroatas pierden esa batalla que tendrá su segunda parte en el 1995 con distinto desenlace. Los bosniocroatas y bosnios enrolados en el HVO y sobre todo en el HOS -con la lección aprendida de Ravno y con las armas conseguidas desde Croacia- serán la primera fuerza que consigue ganar la primera batalla no encubierta contra los serbios -la primera Batalla de Mostar- consiguiendo expulsarles de la parte ocupada de Mostar Oriental. Después del golpe de Mate Boban, y la caída inexplicable del norte de Bosnia y la ciudad de Jajce, el HVO ya no quiere entrar en conflicto con los serbios. Sin embargo, el HOS sigue fiel al gobierno bosnio de Sarajevo- esto llevará a un conflicto interno entre los bosniocroatas y el atentado posterior sobre su líder Blaz Kraljevic.


1995

La guerra continuó durante la mayor parte de 1995. Ese año los serbobosnios comenzaron una campaña sistemática de ataques a "zonas seguras", lo que puso a las fuerzas de la ONU en su contra. Esto, unido a la mejor preparación y resultados de la alianza bosniocroata, redujo las opciones de victoria de Karadzic.

En julio de 1995, las tropas serbias del general Ratko Mladić, ocuparon la "zona segura", controlada por UNPROFOR, de Srebrenica en el este de Bosnia, donde alrededor de 8000 civiles bosnios fueron asesinados, en la conocida masacre de Srebrenica. La mayoría de las mujeres fueron expulsadas a territorio bosnios y algunas asesinadas y violadas. El TPIY calificó este suceso como genocidio en el caso contra Radislav Krstić.

De acuerdo con el acuerdo bosnio-croata, las fuerzas croatas operaron en el oeste de Bosnia (Operación Verano'95), y a principios de agosto lanzaron la Operación Tormenta, haciéndose cargo de la República Serbia de Krajina en Croacia, que trajo consigo una nueva limpieza étnica, en este caso de serbios. Con ello, la alianza bosnio-croata ganó la iniciativa en la guerra, obteniendo gran parte de Bosnia occidental de los serbios en varias operaciones, entre ellas la Operación Mistral y la Operación Sana. Estas fuerzas llegaron a amenazar la capital serbia de Bosnia Banja Luka gracias a un ataque terrestre directo.

La artillería serbia que sitiaba Sarajevo llevó a cabo la masacre del mercado de Markale, y la OTAN respondió con el inicio de la Operación Deliberate Force, ampliando los ataques aéreos contra infraestructuras y unidades serbobosnias en septiembre.

En ese momento, la comunidad internacional presionó a Milosevic, Izetbegovic y Tuđman a la mesa de negociación y, finalmente, la guerra terminó con los Acuerdos de Dayton firmados el 21 de noviembre de 1995. La versión final del acuerdo de paz fue firmada el 14 de diciembre de 1995, en París.


Bajas

El número de muertos tras la guerra fue inicialmente estimado en alrededor de 200.000 por el gobierno bosnio. También se registraron alrededor de 1.326.000 refugiados y exiliados.

La investigación realizada por Tibeau y Bijak en 2004 determinó una serie de 102000 muertes y estimó el siguiente desglose: 55.261 eran civiles y 47.360, soldados. De los civiles: 16.700 eran serbios, mientras que 38.000 fueron bosnios y croatas. De los soldados, 14.000 fueron los serbios, los croatas fueron 6.000, y los bosnios 28.000.

Otra investigación fue llevada a cabo por el Centro de Investigación y Documentación de Sarajevo (RDC), basada en la creación de listas y bases de datos, en lugar de proporcionar estimaciones. Estudios demográficos del TPIY en la Unidad de La Haya, proporcionan un número similar de muertos, pero un tanto diferente en distribución étnica. A partir de octubre de 2006, el recuento del número de víctimas ha llegado a 97.884. Otras investigaciones siguen en curso.

El 21 de junio de 2007, el Centro de Investigación y Documentación de Sarajevo publicó la más amplia investigación sobre las bajas de la guerra de Bosnia-Herzegovina titulado El libro bosnio de los Muertos -una base de datos que revela 97.207 nombres de ciudadanos muertos y desaparecidos durante la guerra de 1992-1995. Un equipo internacional de expertos evaluó los resultados antes de que fueran publicados. Más de 240.000 bases de datos han sido recogidas, tratadas, estudiadas y evaluadas por el equipo internacional de expertos con el fin de obtener el número final de más de 97.000 nombres de víctimas, pertenecientes a todas las nacionalidades. De las 97207 muertes documentadas en Bosnia-Herzegovina, el 83 por ciento de las víctimas civiles fueron bosnios, el 10 por ciento de las víctimas civiles fueron serbios y más de 5 por ciento de las víctimas civiles fueron croatas, seguido por un pequeño número de otros, como albanés o romanís. El porcentaje de víctimas bosnios podría ser superior, pues hay supervivientes de Srebrenica que informaron de sus seres queridos como 'soldados' para acceder a los servicios sociales y otros beneficios del gobierno. La cifra total de muertos podría aumentar hasta un máximo de otros 10.000 para todo el país debido a las investigaciones en curso.

Las grandes discrepancias en todas estas estimaciones son por lo general debido a la contradicción de las definiciones de lo que pueden ser considerados víctimas de la guerra. Algunas investigaciones calculan solamente víctimas directas de la actividad militar, mientras que otros calculan también víctimas indirectas, como los que murieron como consecuencia de las duras condiciones de vida, hambre, frío, enfermedades u otros accidentes causados indirectamente por la guerra. También se utilizaron cifras más altas cuando muchas de las víctimas se enumeraron dos o tres veces, tanto en civiles como en militares, además de que poco o nada de comunicación y coordinación puede haber entre estas listas en condiciones de guerra. La manipulación con los números es hoy día muy utilizada por el revisionismo histórico para cambiar el carácter y el alcance de la guerra en Bosnia y Herzegovina. Sin embargo, la mayoría de estudios independientes no han sido acreditados por ninguno de los gobiernos involucrados en el conflicto y no hay resultados oficiales que sean aceptables para todas las partes.

No debe ser olvidado que también hubo bajas significativas por parte de tropas internacionales en Bosnia y Herzegovina. Unos 320 soldados de UNPROFOR murieron durante este conflicto.



Crímenes de Guerra

Limpieza étnica

La limpieza étnica, fue un fenómeno común en la guerra. Por lo general, esto implicaba la intimidación, la expulsión forzosa y / o asesinato de la etnia indeseada, así como la destrucción de los vestigios físicos del grupo étnico, como los lugares de culto, cementerios y edificios culturales e históricos. De acuerdo con numerosos fallos del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, las fuerzas serbias y croatas realizaron limpieza étnica en sus territorios, planificadas por sus líderes políticos con el fin de crear estados étnicamente puros (República Srpska y República Croata de Herzeg-Bosnia). Por otra parte, las fuerzas serbias cometieron la masacre de Srebrenica al final de la guerra, calificada por el Tribunal como genocidio. Asimismo, fuerzas bosnias -sobre todo paramilitares llegados de países árabes, muyahidines- llevaron a cabo también limpieza étnica en aldeas de mayoría serbia.

Violaciones en masa

Durante la guerra de Bosnia, se realizaron abusos sexuales de niñas y mujeres que más tarde se conocerían como fenómeno de violaciones en masa. Entre 20.000 y 44.000 mujeres fueron sistemáticamente violadas por las fuerzas serbias.[33] [34] Estos hechos fueron realizados en Bosnia oriental, durante las masacres de Foca, y en Grbavica durante el sitio de Sarajevo.[35] En menor medida, existe constancia de que también unidades bosnias realizaron esta práctica con mujeres serbias en Kamenica, Rogatica, Kukavice, Milići, Klisa, Zvornik y otras ciudades. Estos hechos no fueron juzgados por el Tribunal al considerarse aislados. Sin embargo, tras este conflicto la violación fue reconocida por primera vez como un arma de guerra, empleada como herramienta de limpieza étnica y genocidio.

Genocidio

Un juicio tuvo lugar ante la Corte Internacional de Justicia, a raíz de una demanda presentada en 1993 por Bosnia y Herzegovina contra Serbia y Montenegro acusándole de genocidio. La Corte Internacional de Justicia (CIJ), en su sentencia de 26 de febrero de 2007 determinó que Serbia no tuvo responsabilidad por el genocidio cometido por las fuerzas serbias de Bosnia en la masacre de Srebrenica en 1995. La CIJ llegó a la conclusión, sin embargo, de que Serbia no actuó para impedir la masacre de Srebrenica y no castigar a los considerados responsables, sobre todo al general Ratko Mladić y el Primer Ministro serbobosnio Radovan Karadžić. Ambos están acusados por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia de los cargos de crímenes de guerra y genocidio; Mladić se encuentra en paradero desconocido, y Karadžić en espera de veredicto, tras ser detenido en Belgrado por el servicio secreto serbio (BIA), el 21 de julio de 2008 y transferido a La Haya para ser juzgado.
 
 
 
 
 
Jesús E Ramirez C

Guerra del Golfo

La llamada Guerra del Golfo Pérsico o simplemente Guerra del Golfo fue la guerra de 1990 a 1991 entre Irak y una coalición internacional, compuesta por 31 naciones y dirigida por Estados Unidos, como respuesta a la invasión y anexión del emirato de Kuwait por Irak. También se la conoce como Operación Tormenta del desierto, nombre de la campaña dirigida por Estados Unidos para liberar Kuwait. En Irak, la guerra es con frecuencia llamada simplemente Um M'aārak - "La Madre de todas las batallas" (frase acuñada por el propio Saddam Hussein).

El inicio de la guerra comenzó con la invasión iraquí de Kuwait el 2 de agosto de 1990. Irak fue inmediatamente sancionado económicamente por las Naciones Unidas. Las hostilidades comenzaron en enero de 1991, dando como resultado la victoria de las fuerzas de la coalición. Las tropas iraquíes abandonaron Kuwait dejando un saldo muy alto de víctimas humanas. Las principales batallas fueron combates aéreos y terrestres dentro de Irak, Kuwait, y en la frontera entre Kuwait y Arabia Saudita. La guerra no se expandió fuera de la zona de Iraq-Kuwait-Arabia, aunque algunos misiles iraquíes llegaron a ciudades israelíes. Las causas de la guerra, e incluso el nombre de ella, son aún temas de controversia.


Origen del conflicto

Antecedentes

Durante varios años, Irak había estado reclamando Kuwait, respaldándose en el hecho de que este territorio era parte de Irak en la época del Imperio Otomano, específicamente, parte de la provincia de Basora. Posiblemente, la invasión y anexión de Kuwait por parte de Irak, estuviesen relacionadas en un principio con el petróleo, pero en realidad hay más. En meses anteriores, ambos países habían tenido una serie de disputas; Irak alegaba que desde 1980, Kuwait había estado robándole petróleo desde su yacimiento de Rumaylak (situado bajo ambos territorios). Por otra parte, Irak, que dependía del valor del combustible para pagar su deuda externa contraída en la guerra contra Irán (casi 40.000 millones de dólares, con intereses de 3.000 millones por año), se sentía afectado por la superproducción de Kuwait y otros países del golfo, que mantenían un precio bajo del insumo. Además, otra posible causa era la necesidad iraquí de acceder al Golfo Pérsico desde su puerto de Umm Qasr, lo que implicaba ocupar las islas kuwaitíes de Bubiyan y Warbah. Finalmente, se ha dicho que es muy posible que el presidente Saddam Hussein, necesitara una rápida conquista para mejorar en algo su bajo prestigio, y perfilarse como un líder del mundo árabe.

La invasión de Kuwait

Al amanecer del 2 de agosto de 1990, las tropas iraquíes cruzaron la frontera de Kuwait con vehículos armados e infantería, ocupando puestos y puntos estratégicos en todo el país, incluyendo el Palacio del Emir. Este movimiento se había planeado con todo cuidado para evitar serias sospechas de servicios de inteligencia de occidente y kuwaitíes. Previo al ataque, los iraquíes comenzaron a moverse desde Basra hacia Kuwait, levantaron grandes campamentos de municiones y logísticos, pero llevando a cabo medidas de engaño, para ello mandaron importantes órdenes por tierra y evitaron el desplazamiento de depósitos de municiones.
Esto complicaría más tarde, al lanzarse al ataque, a las unidades blindadas que no pertenecían a la Guardia Republicana Iraquí, que a diferencia de estas últimas, no iban completamente preparadas para el combate. El ejército de Kuwait fue rápidamente vencido, aunque lograron dar el tiempo necesario para que la mayoría de las fuerzas aéreas de aquel país lograsen huir a Arabia Saudita. La lucha más difícil se desarrolló en el Palacio del Emir y los aledaños del cuartel general de la fuerza aérea de Kuwait, donde los miembros de la guardia real lucharon a favor de que la familia real tuviera tiempo de escapar. El más joven de los hermanastros de la familia Jabir, el jeque Sheikh Fadh, militar de carrera y quien comandaba la guardia (entrenada por miembros del SAS británico), estuvo en el grupo de aquellos que murieron. Las tropas saquearon reservas alimenticias y médicas, detuvieron a miles de civiles y tomaron el control de los medios. Una vez consolidada la victoria, comenzaron a llegar a Kuwait City, los temidos "Mukhabarat", la policía secreta iraquí. Irak detuvo a miles de turistas occidentales como rehenes para después intentar usarlos como escudo para las negociaciones. Después de que un breve gobierno títere liderado por Saddam Hussein fuese instalado, Iraq anexó Kuwait. Hussein instaló entonces un nuevo gobernador provincial, describiendo lo acaecido como la "liberación" del pueblo de los manos del Emir; esto fue usado principalmente como propaganda de guerra. Aun así, la victoria no fue completa para Saddam. Por todos lados surgieron grupos de resistencia armada liderados por oficiales del ejército kuwaití, que se quedaron a luchar y entrenar civiles con armas del ejército y de la policía.


Diplomacia previa y rechazo internacional hacia la agresión iraquí

Apenas se tuvo noticia de la invasión de Kuwait, el consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, condenó este acto a través de una serie de resoluciones, de la misma forma que lo hizo la Liga Arabe. Los dictámenes fueron: Resolución Nº 660, que condenó el ataque e invasión iraquí; luego siguieron varias más entre las que se contaban las resolucines Nº 661 del 6 de agosto de 1990, que imponía sanciones económicas; la Nº 665 del 25 de agosto, acerca del embargo marítimo; la Nº 670 del 25 de septiembre acerca del bloqueo aéreo, y finalmente, la que autorizaba el empleo de la fuerza o resolución Nº 678 del 25 de Noviembre. Esta última exigió a Irak que saliera de Kuwait antes del 15 de enero de 1991. Si se cumplía el plazo y no había respuesta favorable, todos los países participantes podrían poner en práctica la resolución Nº 660 y atacar a Irak.

Mientras los Estados Unidos y Reino Unido se preparaban para el conflicto, se alentó a los demás países a poner a punto a sus fuerzas que serían enviadas al golfo como parte de la coalición, teniendo en mente que la derrota de Irak nunca fue tomada como algo trivial. Esta nación árabe era considerada en 1991 como la cuarta potencia militar del mundo ya que contaba con una gran proporción de su población alistada en el ejército, y que además estaba equipada con algunos de los equipos más modernos de Francia y la Unión Soviética, por lo que se afirmaba que en alguna eventualidad, Irak podría haber dominado con cierta facilidad a la mayoría de sus vecinos. En este marco, la operación Escudo del desierto fue a la vez una medida preventiva contra un ataque a Arabia Saudí, y un seguro que le demostraba a los saudíes y kuwaitíes que occidente no los dejaría solos.


La guerra

Como respuesta a estos sucesos, el 16 de enero de 1991 una coalición internacional de 31 países liderada por Estados Unidos y bajo mandato de la ONU, inició una campaña militar con el fin de obligar al ejército invasor a replegarse de Kuwait, atendiendo a la resolución Nº 660 de la ONU. Los países integrantes de la coalición eran: Afganistán (con un grupo de guerreros mujahadines), Argentina (cooperando con dos aviones de transporte, un destructor ARA Almirante Brown (D-10) y una corbeta ARA Spiro (P-43), además de un componente de tropas), Arabia Saudita, Australia, Bangladesh, Bélgica, Canadá, Checoslovaquia, Corea del Sur, Dinamarca, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, España, Estados Unidos, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Kuwait, Marruecos, Países Bajos,Nicaragua,Nigeria, Nueva Zelanda, Noruega, Omán, Pakistán, Polonia, Portugal, Catar, Reino Unido, Senegal y Siria. Para la batalla, la coalición había logrado reunir un ejército de 680.000 hombres, 2.000 carros de combate y una flota de 100 barcos de guerra entre los que había seis portaaviones, además de un impresionante despliegue aéreo de al menos 1.800 aviones. Cabe destacar que el contingente estadounidense era por mucho el más numeroso con 415.000 soldados de los cuales 27.000 eran mujeres.

Los iraquíes disponían de un ejército de 545.000 soldados, 4.500 blindados y 700 aviones de combate entre los que había MiG-21, MiG-23, MiG-25, MiG-29, Mirage F-1, Su-24 y algunos bombarderos Tupolev Tu-22K (de todos estos modelos, el más útil era el Su-24 Fencer, por su capacidad multifunción y de operar en todo tiempo). También contaban con un buen número de misiles Scud-B de alcance medio y algunas plataformas móviles con las cuales era posible dispararlos desde cualquier zona en Irak. Todo esto sin mencionar un importante arsenal de armas químicas y biológicas que los iraquíes habían desarrollado durante la guerra contra Irán. La operación Escudo del Desierto, fue la fase inicial de la respuesta total, con la cual se pretendía proteger a Arabia Saudita de una posible ofensiva iraquí. Para ello se enviaron inicialmente fuerzas del USMC pobremente equipadas en cuanto a blindados se refiere (sólo contaban con los carros Sheridan). Operación Tormenta del Desierto fue el nombre que se dio a la ofensiva aliada.

La campaña inició el 17 de enero con una serie de bombardeos en los que se utilizaron 100 misiles crucero Tomahawk disparados desde barcos estacionados en aguas del Mar Rojo y el Golfo Pérsico. Algunos de los blancos alcanzados durante los primeros ataques fueron 3 Palacios Presidenciales, el Ministerio de Defensa, la Dirección de inteligencia militar, cinco estaciones de teléfono, el puente Ashudad, el Cuartel general de la Fuerza Aérea, una fábrica de ensamblaje de misiles Scud, la sede del partido Baath, la sede central de la policía, la estación central de televisión y diferentes ministerios. Durante la primera semana de ataques aéreos, la coalición anunció que se había logrado la destrucción de al menos 350 aviones enemigos, mientras que los iraquíes afirmaban haber derribado 60 aviones aliados. La coalición únicamente reconocería la pérdida de 4 aviones y más tarde se daría a conocer que una refinería de Khafji en Arabia Saudita había sido atacada por la artillería iraquí.
El 30 de Enero de 1991 la propia localidad saudí de Khafji sería tomada por una columna mecanizada iraquí formada por tanques y transportes acorazados; el mismo día, en un enfrentamiento entre fuerzas iraquíes y estadounidenses al sudoeste de Khafji, resultan muertos doce marines.

Ataque a Israel y Arabia Saudita

En un intento por romper la coalición y provocar la salida de Egipto, Siria, Irán y otras naciones árabes del conflicto, Saddam Hussein dio la orden de bombardear Israel usando misiles Scud-B para obligar al estado hebreo a entrar en la guerra. La táctica no funcionó y los israelíes se abstuvieron de realizar represalias, pero estos ataques obligaron a la coalición a modificar sus planes. A partir de ese momento, las plataformas móviles con las cuales los iraquíes disparaban contra Israel serían el objetivo principal de los ataques. Para ello se destinaron gran cantidad de F-15 E que gracias a su muy perfeccionado radar APG-70, cumplían con los requisitos para rastrear y destruír las tan escurridizas plataformas de lanzamiento de Scud. En total unos 41 misiles Scud con carga convencional impactarían sobre las ciudades israelíes de Tel-Aviv y Haifa.

El pánico se apoderó de los habitantes de Israel, pues temían que Saddam Hussein decidiera lanzar un ataque químico o biológico en cualquier momento. Debido a esto, el gobierno de Israel distribuyó máscaras antigás. El día 19 un bombardeo iraquí causó la muerte de 3 personas y dejó heridas otras 16. Para evitar esto, el ejército de Estados Unidos dispuso la instalación de 6 baterías de misiles Patriot, anti-misiles Scud, en territorio israelí, 2 en Turquía y 21 en Arabia Saudita. A pesar del despliegue de la defensa anti misil, esto no impidió que 46 misiles Scud cayeran sobre territorio saudita, la mayoría en la capital, Riyad. De hecho todavía, hasta el día de hoy, la efectividad de los anti misiles Patriot durante la Guerra del Golfo es objeto de debate.


Campañas de guerra

Alto Mando de la Coalición

Seis meses antes del inicio de las hostilidades, ya se había establecido el mando aliado que dirigiría la guerra. Supuestamente, al estar en Arabia Saudí, las fuerzas estaban bajo el mando del ministro de defensa del reino, es decir, el príncipe Khaled bin Sultan, pero el verdadero director era el Mando Central norteamericano. Las bases de todos los cuarteles generales de los países participantes se encontraban en Riyadh desde donde se contactaban con sus gobiernos. El mando de operaciones se le dio al general H. Norman Schwarzkopf, acompañado por su jefe de fuerzas aéreas, el Teniente General Charles Horner. La máxima unidad de comando bajo la que el Mando Central dirigía las tropas era el Tercer Ejército de EE.UU. bajo el mando del Teniente General John Yeosock, que a su vez comandaba a los cuerpos de ejército VII y XVIII de EE.UU., a las fuerzas saudíes y al USMC. El jefe británico era el Teniente General Sir Peter Edgar de la Cour de la Billière; el jefe francés era el general Michel Roquejeoffre, y finalmente el jefe de las fuerzas terrestres saudíes, el Teniente General Abdul Rahman, dirigía a las fuerzas egipcias, sirias, y demás contingentes árabes. Estas últimas trabajarían muy estrechamente con el USMC.

Etapas de la guerra con sus nombre en clave

Como la mayoría de las guerras libradas por fuerzas de Estados Unidos (socio mayoritario), esta mostró una clara división en etapas marcadas por plazos establecidos a través de fechas concretas. En primer lugar, la Operación Escudo del Desierto fue el nombre dado por los estadounidenses al reforzamiento de las defensas de Arabia Saudi, lo que tuvo lugar desde el 2 de agosto de 1990 al 16 de enero de 1991. Algunos países también participaron en esta fase, con sus propias denominaciones. La Operación Tormenta del Desierto fue asimismo el nombre clave norteamericano dado al conflicto aéreo y terrestre que comenzó el 17 de enero de 1991 y finalizó el 11 de abril de 1991. La Operación Sable del Desierto fue también el nombre dado por los estadounidenses a la ofensiva aero-terrestre contra las fuerzas iraquíes que se encontraban en Kuwait, desde el 24 al 28 de febrero de 1991. Por lo tanto se enmarca en la Tormenta del Desierto. Otros aliados dieron nombres como: Reino Unido, Operación Granby; Francia, Operación Daguet; Canadá, Operación Friction.


La campaña aérea

Preparativos

Desde 1991, se ha dado mayor relevancia a las operaciones aéreas de la coalición por el simple hecho de que las acciones iraquíes durante el conflicto, o no están bien documentadas, o no tuvieron importancia alguna para la guerra. Aquí se hace mención a los hechos protagonizados por los aliados. La campaña aérea comenzó casi inmediatamente después de la invasión de Kuwait el 2 de agosto de 1990. Apenas cinco días después de este hecho, el presidente George Bush anunció que EE.UU. enviaría fuerzas armadas a Arabia Saudí. La 1ª TFW (ala táctica de caza) del mando táctico aéreo de la base aérea de Langley, Virginia, había sido notificada 36 horas antes acerca del despliegue de sus 3 escuadrones, como primera fase de la Operación Escudo del Desierto. Al día siguiente del discurso del presidente, los cazas comenzaron a llegar a Arabia Saudí (a la base aérea de Dhahran), y a su segundo día en el país árabe, comenzaron las misiones CAP (patrulla aérea de combate), junto con aviones F-15C y Tornado ADV de la Real Fuerza Aérea Saudí.

Las directivas de combate de lo que sería la guerra aérea en 1991, fueron dadas a conocer en septiembre de 1990, en una conferencia de prensa dada por el general Michael J. Dugan, que por entonces era Jefe del Estado Mayor de la USAF. Según él, los principales blancos de ataque serían los sistemas de defensa aérea, los campos de aviación y los aviones, los centros de control, cualquier instalación de producción de armas, y finalmente las unidades blindadas de Irak, con lo cual se alcanzaría un equilibrio "aceptable" de tropas. También dijo el general, que los ataques se centrarían en conseguir la "decapitación", buscando y atacando a Sadam Hussein, su familia, y sus altos oficiales. Esto último desobedecía totalmente las órdenes presidenciales que prohibían el asesinato de líderes extranjeros; el general Dugan fue destituido por está clara falta de sentido común.

Por su parte, la fuerza aérea iraquí (IAF) no tuvo mucho que hacer antes del inicio de las hostilidades, se enfrentaban a fuerzas aéreas muy superiores en todos los aspectos, y lo único que hicieron a conciencia fue poner a punto su sistema de defensa antiaérea, que comprendía una red semicentralizada que abarcaba todo el país.

La acciónLuego, ya en 1991, y apenas iniciada las hostilidades, los italianos lanzaron ocho aviones Tornado para atacar blancos dentro de Kuwait. Siete de estos aviones debieron abortar la misión debido a problemas logísticos y sólo uno se internó en Kuwait de donde nunca más volvió. El piloto y el navegante fueron declarados desaparecidos. La Fuerza Aérea Británica , por su parte, experimentó serios problemas en sus ataques. El objetivo de los británicos era dejar caer bombas JP-233 para inutilizar las pistas, aunque para esto los aviones debían volar a no más de veinte metros de altura para evitar los radares o de lo contrario serían detectados con antelación. Así, de este modo, los británicos perdieron cinco aviones Tornado en las primeras 400 misiones, lo cual constituyó un récord en la historia de la aviación militar ya que el promedio de aviones perdidos por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos era, hasta ese momento, de un avión por cada 750 misiones. Debido a este incidente, los británicos suspendieron los ataques a baja altura.

La Fuerza Aérea Iraquí efectuó algunas salidas en un intento por defender al país, pero no había mucho que pudiera hacer ya que la coalición contaba con aviones de última generación como el F-15 Eagle, el F-16 Falcon, el F-14 Tomcat, el Panavia Tornado, el F-117 Nighthawk y otros más que eran apoyados por aviones de contramedidas electrónicas como el Ea-6b Prowler de la armada estadounidense y el EF-111A de la USAF (por aquella fecha, considerado como probablemente el mejor avión de guerra electrónica del mundo), además del E-3 AWACS, al que se le debe gran parte del éxito de la campaña aérea. De hecho nunca hubo propiamente una batalla aérea, salvo algunos encuentros esporádicos y la mayoría de los aviones de Irak fueron destruidos en los búnkers donde se encontraban o en las pistas (el combate aéreo más largo duró casi 10 minutos). En los combates aéreos, los iraquíes perdieron 39 aviones de los cuales 30 derribos fueron causados por los F-15 Eagle. Se cálcula que unos 127 aviones de Irak fueron destruidos durante el conflicto, entre estos se contaban cinco de los seis bombarderos Tupolev Tu-22K con que contaba la nación árabe.

Aun así, un MiG-25 Iraquí logró derribar un F/A-18 Hornet del escuadrón VFA-81 Sunline durante una escaramuza. A su vez, los F-15 Eagle de la Fuerza Aérea Real Saudí se encargaron de dos Mirage F-1 iraquíes. Más adelante, un escuadrón de MiG-25 localizó e interceptó a un grupo de F-111 y F-15C. La actuación de los aviones iraquíes logró que los misiles SAM en tierra pudieran derribar uno de los F-15C Eagle. Así mismo, tres F-16 Falcon estadounidenses fueron destruidos por fuego antiaéreo durante una misión de ataque y otros tres más serían abatidos en distintos eventos. Sin embargo, pese a los esfuerzos de los iraquíes, la superioridad de la coalición se fue imponiendo rápidamente y una patrulla de F-15 Eagle abatió dos MiG-25. Durante los encuentros sucesivos sobre los cielos de Irak, los F-15 Eagle estadounidenses lograron abatir 5 MiG-29, 8 MiG-21, 2 Su-25, 4 Su-22, 1 Su-7 y 8 Mirage F-1. Todavía el 19 de enero un MiG-29 consiguió derribar un Tornado británico, pero pronto se hizo evidente que no había forma de competir con el poderío de la coalición y los mejores pilotos iraquíes decidieron huir en sus aviones hacia Irán. Se estima que un total de 115 aviones militares y 33 aparatos civiles hallaron refugio en suelo iraní. Al final del conflicto se reportó la pérdida de 38 aviones de la coalición, la mayoría abatidos por fuego antiaéreo (esta cifra luego aumentaría).

Privados de fuerza aérea y acosados por intensos bombardeos, las fuerzas terrestres de Irak optaron por proteger sus tropas y su equipo blindado bajo tierra con lo que perdieron toda movilidad. En esta fase se destinaron gran cantidad de F-16C a destruir blindados cuyos chasis se encontraban enterrados en posición de tiro. El objetivo era, una vez alcanzada la supremacía aérea, obtener un equilibrio de fuerzas aceptable para el futuro ataque por tierra. Con el dominio del aire, la coalición incrementó sus ataques a fin de que Saddam Hussein diera la orden de retirarse de Kuwait y aceptara rendirse. Todas las ciudades de Irak fueron blanco de bombardeos y sufrieron severos daños; murieron decenas de miles, ya que lo que los aliados arrojaron sobre todo Irak tuvo una inmesa capacidad destructiva equiparable a unas ocho veces la bomba de Hiroshima. En la historia, y comparado con el suceso de Guernica en España, quedarán la ciudades de Amiriya y Fallouja, que fueron escenario de continuos errores en la localización de objetivos por parte de la coalición y fallas en el armamento, y por lo tanto de muchas bajas colaterales. Uno de los incidentes más sonados ocurrió el 13 de febrero cuando dos misiles impactaron un refugio antiaéreo en Badgdad llamado Al-Ameria y provocaron la muerte de 1.200 civiles.

Los resultados de la campaña aérea fueron abrumadores para las fuerzas Iraquíes y mermaron terriblemente su capacidad de combate por no hablar de su moral. Se estima que al terminar la guerra unos 2.435 tanques, 1.443 blindados y 1.649 piezas de artillería fueron destruidos o inutilizados como consecuencia directa de los demoledores ataques aéreos. Cabe destacar que el A-10A Thunderbolt II estadounidense dio buenos resultados en sus acciones contra los blindados Iraquíes.

Según informes de 1991, las fuerzas aéreas de la coalición perdieron en unas 110.000 salidas, un total de 68 aparatos, en misiones de combate, sin contar las 22 aeronaves perdidas en accidentes. Las pérdidas reportadas son:

U.S.A.:

1 F-14;
7 F-16;
6 AV-8B;
5 UH-60, A-10, OA-10;
4 A-6E, AH-64, AH-1J;
3 F/A-18, UH-1;
2 F-15E, OV-10D, OH-58;
1 AC-130H, B-52G, EF-111A, F-4G, OV-1D, CH-46E, H-46, SH-60B.
En total, 56 aeronaves estadounidenses.

Otras fuerzas aéreas aliadas:

7 Tornado GR.1 británicos;
2 F-5 saudíes;
1 Tornado IDS saudí;
1 Tornado IDS italiano;
1 A-4KU kuwaití;
En total, 12 aviones no estadounidenses.


Luego del conflicto

La campaña aérea en términos de días fue corta, pero una de las más intensas que jamás se haya realizado antes. De los reportes estadísticos de la guerra, de los cuales muchos aparecieron casi inmediatamente, se dejó en claro el enorme esfuerzo de las fuerzas aéreas de la coalición. La mayoría de las misiones fueron planificadas por el Templar, un super ordenador experto en tácticas, perteneciente al Mando Central de la USAF y ubicado en la base aérea MacDill, en Florida. Este proporcionaba planificación muy detallada para una ofensiva coordinada en masa que implicaría hasta 3000 salidas de aparatos aliados por día.

Se demostró la efectividad y se justifico la enorme inversión hecha en aparatos como el F-117A, y el E-3 Sentry. Si bien el caza Stealth ya había sido puesto a prueba en Panamá, este fue su examen de graduación, en el que no sufrió daño alguno, y sin embargo produjo grandes estragos en puntos vitales de comunicación e inteligencia iraquíes donde ningún sistema antiaéreo pudo detectarlo.

Otros aviones como el C-5 Galaxy y el C-130 Hércules demostraron su incalculable valor para la USAF al transportar un porcentaje considerable de la carga bélica necesaria en el teatro de operaciones. Cabe destacar que el C-5 fue el que transportó la mayoría de los misiles Patriot en su despliegue inicial.

Por otro lado, según reportes, las fuerzas armadas rusas prestaron especial atención a este conflicto y comenzaron una evaluación autocrítica de sus propios sistemas de defensa antiaérea, al ver el completo fracaso de los iraquíes cuya defensa se basaba en el modelo ruso. Para ello, Irak contaba con sistemas tanto de la ex Unión Soviética y franceses. Sin embargo no pudieron hacer frente a aviones como el F-16 y el F-4G Phantom, que iban armados con misiles como el AGM-88 HARM, para la supresión de defensas antiaéreas, y el ALARM de British Aerospace, de idéntica función, que iba montado en los Tornado de las fuerzas aéreas europeas. Se ha dicho que sólo el anticuado carro antiaéreo soviético ZSU-23-4 Shilka, salió con algún honor de la guerra.

Otros aspectos de la campaña aérea también salieron a la luz. Temas tales como la evaluación de antiguos aviones, como el A-10A, acerca de si lograron sobrevivir razonablemente bien en sus operaciones sobre Irak y el Kuwait ocupado, considerando la pobre respuesta de la fuerza aérea iraquí. El uso de armamento inteligente lanzado desde el aire por parte de la Fuerza Aérea y Ejército estadounidenses, fue otro tema de cierta polémica. Se dejó ver que, por ejemplo, los helicópteros AH-64 del ejército estadounidense habían usado seguidamente misiles RP Hellfire, de 60.000 dólares por unidad contra objetivos que sólo requerían armamento no dirigido.

Finalmente, se esclareció el que posiblemente fue el tema más polémico luego de la guerra, dado el enorme número de bajas civiles que se produjeron; esto es, las operaciones de bombardeo de establecimientos de producción de armas NBQ. Se confirmó al término del conflicto que las fuerzas aéreas aliadas habían bombardeado en su mayoría a ciegas, con fuentes de información de dudosa credibilidad, que afirmaban que en tales lugares se guardaban o producían armas químicas o biológicas. Los inspectores enviados a los supuestos centros de producción confirmaron que en muchos de los lugares que habían sido bombardeados nunca se habían guardado armas NBQ.


Víctimas civiles

Dentro de la campaña aérea hubo notorios casos de bombardeos que causaron diversas víctimas civiles:

4 de Febrero: Reactores, posiblemente británicos, destruyen un puente repleto de transeúntes en Nasiriya causando 47 muertos civiles y 102 heridos.
13 de Febrero: Dos misiles estadounidenses guiados por láser destruyen el refugio antiaéreo civil de Amariya en Bagdad, causando más de 400 víctimas.
14 de Febrero: bombarderos británicos atacan un puente de autopista en Faluya, pero fallan el objetivo y alcanzan un bloque de apartamentos y un mercado lleno de civiles, causando docenas de muertos.


La campaña terrestre

Preparativos iraquíes

A diferencia de la IAF que no pudo hacer mucho a conciencia antes del comienzo de las hostilidades, el ejército iraquí supo prepararse para una guerra que hasta ese momento, todos pensaban sería de un costo altísimo en vidas para los occidentales. Como ya se ha dicho, una vez alcanzado el control de Kuwait, y enviados los "Mukhabarat" para ayudar a consolidar el poder político en el país invadido, se procedió a fortificar la frontera Kuwait-Arabia Saudí e Irak-Arabia Saudí. Esto lo hicieron durante los seis meses siguientes a la invasión.

Cerca de 350.000 hombres con 4.200 carros de combate, 3.000 piezas pesadas de artillería, y otros 3.000 vehículos acorazados se trasladaron a Kuwait o al sur de Irak para prestar apoyo a las unidades de vanguardia. Las 10 divisiones que habían quedado libres en el frente iraní gracias al acuerdo de paz de 1990, se dirigieron también a Kuwait. Las divisiones del ejército regular se desplegaron a lo largo de las fronteras con las divisiones acorazadas pesadas detrás de ellas. Los iraquiés construyeron bermas para ocultar los carros, e inmediatamente después de la línea exterior de defensa se encontraba la infantería y bunkers dispuestos a menudo en forma triangular, los que además eran apoyados por carros con sus chasis enterrados en posición de tiro. En total eran unas 20 divisiones las que desplegaron como primer escalón desde la costa kuwaití hacia el oeste a unas 50 millas, las cuales provenían de los cuerpos de ejército II, III y VII.

En cuanto al apoyo extra dado a estas fuerzas, se emplazaron misilies antibuque Silkworm provenientes de China para defender la costa de posibles desembarcos, además de los Scud, cuyo objetivo era tener a alcance de tiro las bases aliadas de Dhahran y Riyadh en Arabia Saudí, y al menos cinco grupos de artillería independientes. Finalmente, las tropas de elite de la Guardia Republicana iraquí, por lejos mucho mejor equipadas, se mantuvieron como reserva estratégica al sur de Basra.


Preparativos de la coalición

Desde un principio los altos mandos occidentales que se encargarían de planificar y llevar a cabo las acciones terrestres en el teatro de operaciones, sabían que la mayor amenaza iraquí era su gran número de carros de combate y vehículos acorazados, independiente de si eran avanzados o no. Se distinguen dos etapas globales en los despliegues que hicieron los aliados en la Operación Escudo del desierto y Tormenta del Desierto. Así, inicialmente se desplegaron casi medio millón de hombres en Oriente Medio para proteger a Arabia Saudí, y luego en Noviembre de 1990, otros 200.000 más recibieron la orden de movilizarse para dar ya en este año, la posibilidad de lanzar un ataque contra Irak. La segunda fase fue simplemente un aumento del número de soldados para dar superioridad a la coalición. Todo este imponente movimiento de tropas a un continente tan lejano fue posible gracias a décadas de planificación por parte de las fuerzas armadas estadounidenses, las cuales habían estado pendientes desde hacía ya tiempo de un posible conflicto con la Unión Soviética en Medio Oriente, y para lo cual habían formado un Mando Central con cuartel general (HQ) en la base aérea MacDill en Florida.

Todo el despliegue comenzó a hacerse realidad el 3 de agosto de 1990, cuando el secretario de defensa Dick Cheney viajó a Arabia Saudí para reunírse con el rey Fadh, ahí acordaron que era necesario enviar fuerzas norteamericanas para repeler la amenaza iraquí. Las primeras tropas en desplegarse fueron el XVIII Cuerpo Aerotransportado y la 82 División Aerotransportada. Luego le seguirían los contingentes del US Army algunos de los cuales estaban cubiertos por apoyo aéreo propio en forma de AH-64 Apache, sistemas MLRS, carros de combate pesados y defensa antiaérea (proporcionada por los misiles antiaéreos Patriot de la 11 Brigada, y Hawk), las fuerzas especiales del US Army, y el destacamento Delta de Operaciones Especiales. Todas estas tropas siguieron un protocolo similar bajo un procedimiento conocido como Plan de Operaciones 90-1002. Sin embargo, las unidades del USMC, específicamente la 1ª y 7ª Brigada del Cuerpo Expedicionario de Marines, y las de la 82 División Aerotransportada, tuvieron en un principio sobre ellos el temor de no poder detener una posible incursión iraquí, al no contar con carros de combate pesados, esto cambió cuando recibieron sus tanques M60. Además, los marines llevaron su propio apoyo aéreo contando con los helicópteros CH-53, CH-46, UH-1 y AH-1W, así como aviones F-18 y AV-8B.

Paralelo a los movimientos de tropas norteamericanos, los demás países hacían los suyos propios. Los británicos, a través de la Operación Granby 1 desplegaron las primeras tropas de tierra para apoyar inicialmente a la RAF y a los aliados. Se envió a la 7ª Brigada Acorazada, unidades especializadas en guerra NBQ, apoyo sanitario provisto por algunos Reales Regimientos de Ingenieros, comunicaciones, etcétera.

Los franceses, por su parte cooperaron desplegándose en septiembre de 1990, luego de un altercado diplomático en unas de sus embajadas en Kuwait. Sus elementos eran la 6ª División Ligera Acorazada de la Fuerza de Acción Rápida francesa, apoyados por helicópteros Gazelle.

Por parte de los árabes, hubo una muestra muy dispar de poderío. Los saudíes mostraron su gran arsenal mayoritariamente occidental, con su Guardia Republicana como los mejores exponentes en cuanto a adiestramiento militar se refiere. Egipto aportó unos 35.000 hombres, con oficiales muy experimentados, constituyendo el mayor contingente proporcionado por un país árabe a la causa; el resto de las contribuciones fue una mezcla de unidades de combate de diverso estado de preparación bélica. Finalmente, por mucho, las tropas más motivadas eran los propios kuwaitíes que habían logrado escapar y rearmarse con los fondos de la familia real en el exilio; ellos formaron dos Brigadas de Liberación: una se llamó Shid ("de los mártires"), y la otra Fahad ("El comienzo").


La acción

Antes del inicio de la operación "Sable del desierto" -nombre con el cual se conoció la ofensiva terrestre masiva aliada sobre Kuwait- ya se habían estado ejecutando misiones secretas tras las líneas enemigas, con el objeto de destruir ciertos elementos vitales de los iraquíes. Famosas llegaron a ser las unidades del escuadrón B de las fuerzas SAS británicas llamadas en nombre clave, Bravo One Zero, Bravo Two Zero y Bravo Three Zero. Estos grupos de ocho hombres cada uno, cruzaron las frontera a fines de enero con órdenes de proporcionar información acerca de emplazamientos de misiles Scud escondidos, destruir dichos misiles, líneas terrestres de comunicación del ejército y fuerza aérea iraquí. Su principal objetivo eran los TEL de los Scud, dado el peligro de que Israel entrara en el conflicto. Algunos de estos hombres fueron asesinados o capturados por los iraquíes.

El 13 de febrero de 1991, algunas unidades de la 1ª y 2ª División de Marines desplegadas en la frontera con Árabia Saudita realizaron algunas incursiones de tanteo dentro de Kuwait con el objetivo de medir el peligro con vistas a iniciar un ataque por tierra. Lo cierto es que los Iraquíes habían comenzado a replegarse desde principios de febrero y la moral de las tropas era baja. De las 42 divisiones desplegadas en Kuwait, al menos 14 habían sido desbandadas y sólo 19 conservaban entre un 60% y un 70% de sus capacidades de combate. El resto de las fuerzas Iraquíes se hallaba en una situación precaria y comenzaron las deserciones en masa.

El plan del general Norman Schwarzkopf dependía de mantener una fuerza significativa de marines frente a las costas de la capital de Kuwait, lo cual hizo creer a los Iraquíes que las fuerzas estadounidenses efectuarían un desembarco y los obligó a concentrar sus tropas en esa zona. El siguiente paso de la coalición fue movilizar el grueso de sus fuerzas hacia el Oeste, en dirección a la línea Wadin al Batin donde las defensas Iraquíes consistían en meros montículos de arena, dispersos y no guarnecidos además de zanjas y campos minados. Las fuerzas estadounidenses estuvieron acompañadas por la 6ª División acorazada, Daguet francesa, y la 1ª británica, con las célebres Desert Rats. Los franceses ocuparon todo el tiempo la posición más occidental funcionando como un escudo protector para el resto de las fuerzas aliadas. El plan recibió el nombre de Hail Mary y consistía en rodear a las fuerzas enemigas a través de un flanco para envolverlas, sorprenderlas y al mismo tiempo cortarles la retirada.

A los dos días de haber iniciado el asalto terrestre, unos cien mil soldados iraquíes se rindieron en masa ante las fuerzas de la coalición que avanzaban sin ningún problema. Incluso uno de los oficiales estadounidenses mencionó que atravesaban las pocas líneas iraquíes que encontraban como "cuchillo en mantequilla". La única batalla por tierra de cierta importancia fue denominada "73 Easting" en la que carros de combate del séptimo cuerpo se toparon con la división Tawakalna de la Guardia Republicana que se retiraban y comenzaron un enfrentamiento que duró seis horas.

El 25 de febrero un misil Scud impactó contra un cuartel estadounidense ubicado en Arabia Saudita y causó la muerte inmediata de 25 soldados y 50 más resultaron gravemente heridos. El 28 de febrero de 1991 Irak se rindió y aceptó las condiciones impuestas por las Naciones Unidas. En ese momento las fuerzas francesas de la 6ª División acorazada se hallaban a sólo 150 kilómetros de Bagdad. Al final del conflicto, la coalición internacional informó de la pérdida de 378 soldados y unos 1.000 resultaron heridos. Los iraquíes se llevaron la peor parte ya que sus bajas oscilaron entre los 25.000 y 30.000 muertos. Mientras los iraquíes se retiraban incendiaban los pozos de petróleo de Kuwait.


La posguerra

Tras el conflicto, la ONU impuso a Irak un severo embargo que produjo gravísimos trastornos sociales y económicos en el país.

En julio de 1992, aviones británicos y estadounidenses despegaron desde Turquía y quemaron cultivos en Irak.

El 30 de junio de 1993, Estados Unidos bombardeó Irak en represalia por una supuesta conspiración para asesinar a George Bush.

Del 16 de diciembre al 19 de diciembre de 1998, mientras en EE.UU. arreciaba el "escándalo Lewinsky", EE.UU. y Reino Unido llevaron a cabo sobre Irak una serie de bombardeos a la que llamaron «Operación Zorro del Desierto».

En el año 2002 George W. Bush acusa a Irak de constituir un «eje del mal», junto con Corea del Norte e Irán, desencadenando la Invasión de Irak de 2003 bajo pretexto de tener gran cantidad de armas de destrucción masiva, las cuales nunca fueron encontradas, y de tener vínculos con Al Qaeda.

El 5 de noviembre de 2006, tras dos años de juicio, Husein fue condenado, junto con otros dos acusados, "a morir en la horca" por el Alto Tribunal Penal iraquí, que lo encontró culpable de haber cometido un crimen contra la Humanidad, por la ejecución de 148 chiítas de la aldea de Duyail en 1982. También se le atribuye a su responsabilidad el ataque químico a Halabja (1988), el aplastamiento de la rebelión chiíta (1991), las fosas comunes (1991), la guerra contra Irán (1980-88) y la invasión de Kuwait (1990).

La ejecución de Saddam Husein tuvo lugar el día 30 de diciembre de 2006, aproximadamente a las 06:05 hora local (03:05 GMT), como sentencia del juicio, el ex dictador fue condenado a la horca. Se le ejecutó en presencia de un clérigo, un médico y un juez. Su cuerpo fue entregado a sus familiares para ser enterrado en su ciudad natal de Tikrit.
 
 
Jesús E Ramirez C

Genocidio de Ruanda

Se denomina Genocidio de Ruanda al intento de exterminio de la población tutsi por parte del gobierno hegemónico hutu de Ruanda en 1994. En Ruanda se distinguían dos estamentos dentro de la etnia Banyaruanda, a la que pertenece toda la población: la mayoría hutu y el grupo minoritario de tutsis. Ambas distinciones fueron eliminadas de los carnets de identidad en 1994. No es posible distinguir los ciudadanos porque no hay ni rasgos raciales ni lingüísticos específicos de hutus y tutsis. Antes de la independencia del país, sus líderes siempre fueron tutsis. Desde 1961 hasta 1994, el poder fue asumido por los hutus.

Antecedentes

En el siglo IV a. C. los twas, pigmeos cazadores penetran en las montañas boscosas de Ruanda y se instalan allí de manera permanente. Unos siglos más tarde, hacia el XI d.C, agricultores hutus comienzan a llegar a la región y a establecerse de forma sedentaria, conviviendo con los twas en paz. Cien años después, y ya en el siglo XII y XIII de manera más clara, granjeros tutsis llegan a Ruanda provenientes de los alrededores (principalmente de la actual Uganda). También estos últimos se instalan en la zona y en el siglo XIV pasan a formar parte de una comunidad formada por twas (cazadores), hutus (agricultores) y tutsis (ganaderos). La convivencia entre las dos últimas etnias fue simbiótica durante un tiempo hasta que a partir del siglo XVI, los principales jefes tutsis inician unas campañas militares contra los hutus, acabando con sus príncipes, a los cuales, de forma cruel y simbólica, cortaron los genitales y los colgaron en los tambores reales buscando humillar a sus contrincantes y recordarles que éstos, los hutus, eran súbditos de los tutsis.

A pesar del dominio de los tutsis, las diferencias socioeconómicas no estaban muy pronunciadas. Aunque el pertenecer a uno u otro estamento definía el status social, un hutu, por ejemplo, podía ascender de clase si poseía las suficientes propiedades; sin embargo, ya había comenzado una relación de vasallaje dominada por la casta menos significativa en la zona, los tutsis, con un 14% de la población.

En el siglo XIX, los reyes tutsis habían afianzado su dominio. La mejor organización del clan real Nyiginya dominaba todo el país, lo que provocó una casta militar y social compuesta por tutsis y que excluía a la mayoría de la etnia hutu. Fue en este siglo, a raíz de estas circunstancias, cuando se creó una estructura socioeconómica clasista que aumentaría durante ese siglo a causa de la colonización europea; alemana en primer lugar (1897-1916) y luego belga, por mandato de la Sociedad de Naciones, debido a las sanciones impuestas a Prusia. La influencia occidental, a través de la introducción artificial por los belgas de un carné étnico (1934) que otorgaba a los tutsis mayor nivel social y mejores puestos en la administración colonial, acabó institucionalizando definitivamente las diferencias sociales. Mientras tanto, los pigmeos twas, gozaron de un relativo buen trato por parte de la casta tutsi que consideraba a los cazadores de las montañas por encima de los hutus en la pirámide social.

Con la colonización belga, el sistema socio-político se reforzó aún más en favor del estamento dominante: los tutsis. La necesidad de una expansión colonial consensuada dividió el continente africano en zonas dominadas por los países europeos que reforzaron a unos grupos u otros dependiendo de sus intereses. Cuando la administración belga consideró que las reivindicaciones tutsis eran desmesuradas, cambió de comportamiento y comenzó a apoyar a la mayoría hutu. Finalmente, la rivalidad entre los dos grupos se agudizó con la creación, por iniciativa belga, de varios partidos políticos sobre bases étnicas: la Unión Nacional Ruandesa (UNR), de tendencia antihutu, la Unión Democrática Ruandesa (RADER), el Partido del Movimiento de Emancipación hutu (Parmehutu) y la Avocación para la Promoción Social de las Masas (Aprosoma) de orientación antitutsi. De igual manera, se debe resaltar el papel de los misioneros europeos por legitimar el sistema social y la dominacion colonial, con nuevas normas que limitaban el comprtamiento injusto y la explotación de unos por parte de otros.

A mitad de siglo XX, en 1958, después de que un grupo hutu con estudios redactara un manifiesto reclamando un cambio social, desde la corte real se respondió con un documento que, entre otras cosas, decía lo siguiente:

Podría preguntarse cómo los hutus reclaman ahora sus derechos al reparto del patrimonio común. De hecho, la relación entre nosotros (tutsis) y ellos (hutus) ha estado siempre fundamentada sobre el vasallaje; no hay, pues, entre ellos y nosotros ningún fundamento de fraternidad. Si nuestros reyes conquistaron el país de los hutus matando a sus reyezuelos, y sometiendo así a los hutus a la servidumbre, ¿cómo pueden ahora pretender ser nuestros hermanos?
Ante esta posición de los gobernantes tutsis, se posicionaron personas como el obispo Perraudin, que fue determinante en el proceso de emancipación hutu. En su carta pastoral del 11 de febrero de 1959, lo manifiesta claramente:

La ley de la justicia y de la caridad pide que las instituciones de un país aseguren realmente a todos sus habitantes los mismos derechos fundamentales y las mismas posibilidades de promoción humana y de participación en los asuntos públicos. Las instituciones que consagren un régimen de privilegios, favoritismo, proteccionismo, bien sea para los individuos o para los grupos sociales, no son conformes a la moral cristiana.
Este es quizá el punto de escisión histórico más importante. A partir de aquí, los hutus comienzan, de forma meditada, a intentar socavar el poder de los tutsis para llegar a un mejor reparto de la riqueza. Un incidente el 1 de noviembre de 1959 entre jóvenes tutsis y uno de los líderes hutus se convirtió en la chispa de una revuelta popular, en la cual, los hutus quemaron propiedades tutsis y asesinaron a varios de sus propietarios. La administración belga, durante dos años de enfrentamientos de bajo nivel entre unos y otros, contabilizó un total de 74 muertos, de los cuales, no obstante, 61 eran hutus asesinados por nuevas milicias tutsis que pretendían acabar con el movimiento revolucionario, el cual respondió con más fuerza ante la represión y, durante los dos años siguientes, alrededor de 20.000 tutsis murieron asesinados. Ante esta espiral de violencia, el 31 de mayo de 1961 la ONU proclamó una amnistía tras comprobar que los enfrentamientos se agravaban y la mayoría hutu ya había provocado el exilio de unos 150.000 tutsis. Aquel mismo año, Ruanda, liderada por la población hutu se independiza de Bélgica. Este momento fue aprovechado por la ONU para exigir la organización de un referéndum bajo la vigilancia de observadores. El resultado fue de un 80% del NO a la continuidad de la monarquía tutsi, lo que obligó a los gobernantes a aceptar la República, provocando el exilio de miles de tutsis partidarios del sistema vigente monárquico y contrarios a conceder el poder a los hutus. Los exiliados de corta edad de aquel momento, con el paso de los años, se llegarían a convertir en los fundadores del Frente Patriótico Ruandés, que ocuparía un lugar importante en la guerra de Ruanda de 1990 hasta 1994.
Grégoire Kayibanda fue el primer presidente de una Ruanda liberada del dominio colonial. Los datos de crecimiento económico y estabilidad social eran esperanzadores. A pesar de las diferencias acumuladas durante siglos, tutsis y hutus lograban convivir sin llegar a enfrentamientos generalizados. La masa campesina accedía a la enseñanza y el país, sin demasiados recursos, progresaba. Aun así, los tutsis partidarios del régimen monárquico en el exilio se organizaron en los países limítrofes y lanzaron diversos ataques contra el gobierno ruandés, sin mucho éxito. El odio entre partidarios de la república, de mayoría hutu, y partidarios del régimen anterior a ésta, mayormente de la etnia tutsi, aumentaba y aunque todavía, al principio de la década de los 70, el enfrentamiento no era exarcerbado, ya se estaba fraguando una división social pronunciada que produciría conflictos mayores.

Desafortunadamente en 1972 se produjeron unas terribles matanzas en el vecino Burundi: 350.000 hutus fueron asesinados por tutsis y esto provocó, definitivamente, un sentimiento anti-tutsi por parte de la mayoría de los hutus en el interior de Ruanda. La población comenzó a exigir a su presidente Grégoire Kayibanda mano dura contra la antaño clase dominante en el país y la respuesta insatisfactoria por parte del presidente y los casos de corrupción en el gobierno, provocaron el golpe de Estado del general Habyarimana (de origen hutu), en julio de 1973.

Pese a su irrupción antidemocrática en la escena política, el gobierno del general realizó una buena gestión del país hasta la segunda mitad de los 80, contando con el apoyo logístico y militar de Francia. También tomó la iniciativa de una reconciliación nacional. Estos datos son confirmados por el Banco Mundial, que presentaba a Ruanda como modelo de desarrollo en el África subsahariana durante la década de los 80, y por Amnistía Internacional, que en 1990, daba como satisfactorio el respeto de los derechos humanos. Aunque la tensión entre partidarios de un lado y otro se mantuvo durante los 17 años siguientes al golpe de Estado de Habyarimana, éste, había conseguido apaciguar a unos y a otros cediendo, sobre todo, que el control financiero del país se concentrara en manos tutsis, lo que demuestra que, a pesar de las acusaciones por parte de los exiliados tutsis de no ser permitidos de vuelta en el país por su etnia, éstos contaban, de nuevo, con una posición de poder. Además, durante algunos años, el FPR se había internado en Ruanda de forma clandestina y había reclutado a muchos jóvenes tutsis por todo el país para recibir una formación ideológica y militar y constituir brigadas secretas, diseminadas masivamente por las colinas. Este hecho es recordado por Tito Rutaremara, ideólogo del FPR:

Hacia el final del 87, se habían constituido 36 células del Frente en el interior del país.
Factores económicos externos, como el descenso del precio del café, principal producto de exportación, y otros internos, sobre todo la corrupción en el Norte del país (lugar de procedencia de Habyarimana) comenzaron a provocar nuevas tensiones en la segunda mitad de la década de los 80. El cada vez peor estado de la situación económica y la acusación de los tutsis exiliados de no ser permitida su vuelta al país, fueron las razones principales que provocaron la Guerra de Ruanda.

En el año 1989 el precio mundial del café se redujo en un 50% lo que hizo que Ruanda perdiera el 40% de sus ingresos por exportación. El país se enfrentó a la peor crisis alimentaria de los últimos 50 años al mismo tiempo que aumentaba el gasto militar en detrimento de los servicios públicos.

En octubre de 1990 el Frente Patriótico Ruandés, compuesto por exiliados tutsis expulsados del país por los hutus con el apoyo del ejército, invade Ruanda desde su vecino Uganda. En 1993 los dos países firman un acuerdo de paz (Acuerdo de Arusha).

En Ruanda se crea un gobierno de transición compuesto por hutus y tutsis.


Genocidio

En 1994 las milicias hutus, llamadas Interahamwe (que significa "golpeemos juntos"), son entrenadas y equipadas por el ejército ruandés entre arengas y ánimos a la confrontación con los tutsis por parte de la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas (RTLM) dirigida por las facciones hutus más extremas. Estos mensajes incidían en las diferencias que separaban a ambos "grupos étnicos" y, a medida que avanza el conflicto, los llamamientos a la confrontación y a la "caza del tutsi" se hicieron más explícitos, especialmente a partir del mes de abril en el que se hizo circular la historia de que la minoría tutsi planeaba un genocidio contra los hutus.

Según Linda Melvern, una reportera británica que tuvo acceso a documentos oficiales, el genocidio estuvo bien planeado. En el momento del inicio de la matanza, la milicia ruandesa estaba compuesta por 30.000 hombres (un miembro por cada diez familias) y organizados a lo largo del país con representantes en cada vecindario. Algunos miembros de la milicia podían adquirir rifles de asalto Ak-47 con sólo rellenar un formulario. Otras armas, como granadas no requirieron ningún papeleo y se distribuyeron masivamente.

El genocidio fue financiado, por lo menos en parte, con el dinero sacado de programas de ayuda internacionales, tales como la financiación proporcionada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional bajo un Programa de Ajuste Estructural. Se estima que se gastaron 134 millones de dólares en la preparación del genocidio—ya de por sí una de las naciones más pobres de la Tierra—con unos 4,6 millones de dólares gastados sólo en machetes, azadas, hachas, cuchillos y martillos . Se estima que tal gasto permitió que uno de cada tres varones hutus tuviera un machete nuevo.

Según Melvern, el primer ministro de Ruanda, Jean Kambanda, reveló [1] que el genocidio se discutió abiertamente en reuniones de gabinete, y cómo una ministra de gabinete dijo que estaba "personalmente a favor de conseguir librarse de todos los tutsis... sin tutsis todos los problemas de Ruanda desaparecerían".


Las víctimas
Probablemente, nunca se sabrá cuántos muertos provocó. Se calculan entre 500.000 y 1.000.000. Si fueron 800.000 equivaldrían al 11 por ciento del total de la población y 4/5 de los tutsis que vivían en el país. Tampoco se sabe cuántas víctimas ha provocado la venganza tutsi. Aunque se habla del "otro genocidio", parece que no es en absoluto comparable.


Reacciones internacionales

Francia

Mientras ocurría la tragedia, el mundo entero parecía ajeno a la barbarie y no intervino para parar el trágico conflicto. En el caso de Francia, y esto puede ser extensivo a Bélgica y a Alemania, todos con importantes intereses en la zona desde el siglo XIX, el comportamiento no fue del todo solidario. El general Roméo Dallaire describe la actitud de estos tres países antes, durante y después del conflicto, ante la pregunta de por qué los franceses impedían que ganaran la guerra los tutsis:

"Los franceses se mueven en la zona por la llamada francophonie, por el orgullo de controlar. E invariablemente ayudan a los hutus. Enseguida comprobé asombrado que tanto franceses como belgas y alemanes tenían allí consejeros a docenas. Ellos sí sabían lo que pasaba, pero ninguno proporcionaba a la ONU, es decir, a mí, su representante, la información que poseían. Y al mismo tiempo, esos países que estaban en el Consejo de Seguridad tampoco dejaban a la ONU, a mí, montar mi propia unidad de información, porque, decían, el mandato no contemplaba eso. Incluso cuando tuve constancia de que se pasaban armas de contrabando a través de la frontera de Uganda y pedí permiso para buscarlas, me contestaron que no."

A pesar de todo Francia se encargó, a través de la Operación turquesa, de pacificar parte del territorio. El país galo, con 2.500 soldados provenientes de sus bases en África, garantizó la seguridad en la parte suroeste del país y la llegada de la ayuda internacional. Todo hasta que la misión UNAMIR lograra reunir a los 5.500 soldados necesarios para hacerse cargo de la situación. De este modo, Francia se erigió con el mando del discurso de la solidaridad. Sin embargo, las críticas no se hicieron esperar. Según Victoria Brittain, Francia había prestado apoyo militar y logístico al gobierno del asesinado Habyarimana desde hacía años, lo que definió las intenciones del ejército galo como sospechosas. Según el estudio de Joan Casòliva y Joan Carrero[4] Francia había permanecido al lado de Habyarimana hasta la firma de los Acuerdos de Arusha. Apoyó al gobierno hutu con armamento para evitar la invasión del FPR y otras incursiones de los tutsis. Finalmente, se retiró del país con la llegada de los primeros soldados de la MINUAR (UNOMUR), en noviembre de 1993 y no volvió hasta junio de 1994 con la Operación turquesa, a petición de las Naciones Unidas y con estrictas condiciones de no apoyar al gobierno radical hutu.

Por otro lado, el ejército francés permitió que miembros de las milicias hutus y responsables de las primeras matanzas se refugiaran en «zonas seguras» fronterizas evitando así caer en manos del FPR y permitiendo que controlaran la gestión de la ayuda humanitaria.

Esto nos lleva a pensar que Francia aplicó una radical «Realpolitik» en la zona para no perder su capacidad de influencia en competencia con Bélgica y otros países.


Estados Unidos

Ninguno de sus principales gobernantes, durante el tiempo que duró el genocidio, usó esta palabra para definir lo que estaba ocurriendo en el país centroafricano. El haberlo admitido les hubiera obligado a intervernir en el conflicto. En su lugar, utilizaron la definición «actos de genocidio» para describir la situación. Pero lo más importante y que más influencia tuvo en el seno de las Naciones Unidas y por lo que no se actuó antes, fueron las continuas discrepancias que Estados Unidos sostuvo con el Secretario General de la ONU en ese momento, Boutros Boutros-Ghali. Las decisiones de éste, en varias ocasiones, chocaron de frente con las intenciones del Gobierno estadounidense.

Otro aspecto importante para comprender mejor la actitud de los Estados Unidos frente al genocidio ruandés y según argumentan Joan Casòliva y Joan Carrero fue el interés de los norteamericanos por influir en la zona. El mismo Secretario de Comercio de Estados Unidos de América, ya a principios de 1996, expresó las intenciones de Norteamérica en relación a África:

La era del dominio económico y de la hegemonía comercial de Europa sobre África ha terminado. África nos interesa.

Aunque estas declaraciones fueron hechas en 1996, hay hechos que claramente demuestran un interés por la zona desde antes incluso de 1994. Siguiendo la argumentación de Joan Casòliva y Joan Carrero, expondremos aquí algunos de ellos.

1. Durante la guerra de Ruanda, entre 1990 y 1994, soldados del FPR que atacaron el norte del país desde el vecino Uganda, habían adquirido formación militar en los Estados Unidos a través del programa IMET, lo que coloca al país norteamericano del lado de la población tutsi y de Uganda.

2. Años antes, entre 1989 y 1992. Uganda recibió una ayuda de 183 millones de dólares, la misma cantidad que durante los 27 años anteriores. Además, si consideramos que por aquel entonces, Estados Unidos era el principal proveedor de armas de Uganda, podemos concluir que la intención principal del gobierno americano era la de aumentar el poder e influencia de Uganda sobre otros países del entorno y conseguir así tener controlada la zona de los Grandes Lagos.

3. La misión de las Naciones Unidas MONOUR (o UNOMUR), que pretendía controlar la frontera entre Uganda y Ruanda para evitar más conflictos como los que se habían dado durante los últimos años por las incursiones del FPR en Ruanda, se vio entorpecida por Estados Unidos y Gran Bretaña, con el pretexto de que faltaban pruebas objetivas que verificaran esas agresiones, incluso cuando fueron los responsables de la MONOUR los que informaron al Cuartel General de las Naciones Unidas de que Uganda les impedía realizar su trabajo y había adoptado un comportamiento radical.

4. La misión UNAMIR o MINUAR, liderada por el general Dallaire, y creada para cuidar del cumplimiento de los acuerdos de Arusha (Tanzania) fue durante cuatro meses bloqueada por norteamericanos y británicos. Este retraso provocó tensiones entre las partes ya enfrentadas: FPR y gobierno de Habyarimana.

5. La primera embajada en abandonar Ruanda fue la embajada norteamericana (7 de abril de 1994) y durante el genocidio puso todo tipo de impedimentos a las Naciones Unidas para poder actuar de forma decidida y enérgica y poder así parar el conflicto.

6. Pasados dos años de la masacre, el 15 de noviembre de 1996, Estados Unidos bloqueó la adopción y la aplicación de la resolución 1080, por la que el Consejo de Seguridad aprobaría el despliegue de una fuerza multinacional de protección de los refugiados y población civil amenazada en el Este del ex-Zaire y que estaban siendo masacrados por los militares ruandeses.

7. Por último, cuando se le preguntó a un miembro de la Administración Clinton por la asistencia masiva de Estados Unidos al Gobierno Ruandés, éste respondió que «era necesario establecer un régimen militar muy potente en la región de los Grandes Lagos para imponer soluciones militares a los conflictos»


Las compañías mineras

Es sabido que el subsuelo del Congo contiene yacimientos de cobre, cobalto, zinc, plata, diamantes, uranio, cadmio, coltan y otros metales raros, pero sobre todo concentraciones de oro en cantidades excepcionales. Este hecho puede ser un elemento importante a la hora de observar las distintas actitudes de los países que tradicionalmente han dominado la zona desde la época colonial. Las grandes concentraciones de oro (18 Kg/oro fino por tonelada) se convierten en un factor más para comprender el insolidario comportamiento de algunos países occidentales, que podrían haber priorizado su competencia por controlar los ingentes recursos naturales de la zona a las vidas humanas.


La expansión del conflicto

El genocidio ruandés trajo consigo graves consecuencias para la región de los Grandes Lagos. Poco tiempo después del término de la crisis local, ésta se trasladó a los vecinos Zaire, Burundi y Uganda. El más afectado por esto fue Zaire, que ya vivía una crisis interna producto de la desestabilización generada por el desastroso gobierno de Mobutu Sese Seko. La llegada de millones de refugiados se convirtió en el caldo de cultivo que desataría la Primera y la Segunda Guerra del Congo, que dejaría el trágico saldo de 3.8 millones de muertos. Cuando se acercaba la guerra en el Congo, muchos escaparon hacia otros países pero otros miles murieron por la crueldad de estos asesinos, entre un incalculable número de niños y jóvenes inocentes.


Juicios y castigos

El 8 de noviembre de 1994, por resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y en virtud de lo dispuesto en el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, al considerar que el genocidio ruandés era un grave atentado contra la paz y la seguridad internacional, se creó un Tribunal Penal Internacional para Ruanda. Éste tribunal tiene como objeto la persecución de los líderes e instigadores del genocidio.

Al mismo tiempo, una vez que la situación estuvo medianamente normalizada, los tribunales ruandeses iniciaron centenares de procesos en contra de inculpados de cometer las graves violaciones a los derechos humanos. Hasta la fecha más de 700 personas han sido condenadas por los tribunales culpables de genocidio.

Caso Akayesu

Constituye un hito mundial al ser considerada la primera condena internacional por Genocidio y la primera en reconocer la violencia sexual como actos constitutivos de genocidio. El Tribunal Penal Internacional para Ruanda, creado el 8 de noviembre de 1994, en el caso Akayesu, declaró a un acusado culpable de violación por no haber impedido ni detenido una violación en su calidad de oficial, y no por haberla cometido personalmente. El tribunal consideró que la violación constituía tortura y que, dadas las circunstancias, la violación generalizada, como parte de unas "medidas dirigidas a impedir nacimientos dentro del grupo", constituía un acto de genocidio. Por ejemplo, en las sociedades donde la pertenencia a una etnia está determinada por la identidad del padre, violar a una mujer para dejarla embarazada puede impedirle dar a luz a su hijo en el seno de su propio grupo.

Jean Paul Akayesu, antiguo alcalde de la ciudad ruandesa de Taba, fue arrestado en Zambia el 10 de octubre de 1995 y fue transferido a la Unidad de Detención del Tribunal en Arusha el 26 de mayo de 1996. El juicio comenzó en junio de 1997 y el 2 de septiembre de 1998 la Cámara Procesal I lo encontró culpable de genocidio, incitación directa y pública a cometer genocidio y crímenes de lesa humanidad. El 2 de octubre de 1998 fue sentenciado a prisión de por vida. Akayesu cumple condena a cadena perpetua en una prisión de Malí.

Theoneste Bagosora fue encontrado culpable por un tribunal de la ONU y condenado a cadena perpetua. Fue acusado de comandar las tropas y milicias hutu Interahamwe, responsables de la masacre. Además, el tribunal consideró que Bagosora fue "responsable" del asesinato de la primera ministra Agathe Uwilingiyimana y destacados miembros de la oposición, así como de diez soldados belgas.

Además, los jueces condenaron a los oficiales Aloys Ntabakuze y Anatol Nsengiyumva por su participación en el genocidio. El acusado general Gratien Kabiligi fue puesto en libertad.

El ICTR ha sentenciado a 32 personas desde 1997. El más reciente fue el famoso cantante ruandés Simon Bikindi, quien fue condenado a 15 años de prisión por haber pronunciado un discurso en junio de 1994 en el que instó a los hutus a matar a la minoría tutsi.
 
 
Jesús E Ramirez C