domingo, 13 de marzo de 2011

Guerra de Yom Kipur

La Guerra de Yom Kipur (o Iom Kipur), también conocida como Guerra del Ramadán o Guerra de Octubre, fue un enfrentamiento armado a gran escala entre Israel y los países árabes de Egipto y Siria dentro del denominado conflicto árabe-israelí. Supuso la última guerra total, en múltiples frentes, entre Israel y sus vecinos árabes, y un punto de inflexión en la historia de dicho conflicto. Egipto y Siria lanzaron una ofensiva militar por sorpresa contra Israel coincidiendo con la festividad hebrea del Yom Kipur (6 de octubre de 1973), traspasando la línea de armisticio del Sinaí y de los Altos del Golán, que habían sido conquistados por Israel durante la Guerra de los Seis Días en 1967.

Causas de la guerra

El conflicto durante muchos años entre los judíos israelíes y los árabes sobre el control de la región de la Palestina histórica había dado lugar a guerras en 1948 (Guerra árabe-israelí de 1948), 1956 (Guerra de Suez) y 1967 (Guerra de los Seis Días).
En la Guerra de los Seis Días, Israel había conseguido conquistar la península del Sinaí y la Franja de Gaza de manos egipcias, los Altos del Golán a Siria, y Cisjordania y Jerusalén oriental a Jordania. En 1968, la ONU adoptó la resolución 242 en la que conminaba al Estado de Israel al regreso a las fronteras anteriores de la guerra y a los países árabes al reconocimiento de dicho Estado. Sin embargo, ninguno de los dos bandos acató la resolución, y los enfrentamientos fronterizos, con mayor o menor virulencia, se mantuvieron en el tiempo.

El sucesor del presidente egipcio Nasser, Anwar el-Sadat, realizó una ofensiva diplomática para la retirada de Israel, a la vez que rearmaba y preparaba su ejército. A pesar de diversas resoluciones de las Naciones Unidas, Israel se negaba a retirarse sin garantías de paz, con el apoyo explícito de Estados Unidos, creyendo ambos en la incapacidad de los ejércitos árabes para lanzar una ofensiva.

No obstante, la Unión Soviética, que apoyó a las naciones árabes durante las guerras anteriores, había aprovisionado a Egipto con nuevo y más moderno material militar. Egipto y Siria, a través de su presidente Hafez al-Asad, mantenían el objetivo común del ataque a Israel, pero los sirios no deseaban, en caso de victoria, iniciar proceso diplomático alguno de apaciguamiento, ni reconocer al Estado de Israel.

En 1972, Sadat había nombrado a Ahmad Ismail Ali, ministro de defensa. A finales del mismo año Leonid Brézhnev había pedido a Sadat que apoyase una política de distensión a pesar del fracaso de los anteriores intentos. Sin embargo, Egipto hizo oídos sordos y se desentendió de las posiciones soviéticas. Tras ascender Ismail al cargo de comandante en jefe de los ejércitos de Egipto, Siria y Libia en virtud de la unión bajo el nombre de Federación de Repúblicas Árabes, Egipto abrigó la esperanza de que Siria se implicaría en una ofensiva a gran escala desde dos frentes, que permitiera el triunfo contra Israel. El interés por Siria no era sólo fruto del panarabismo, sino que éste país seguía recibiendo suministros soviéticos de armas en gran cantidad, como los misiles Sam y aviones MiG-21, mientras que Egipto, tras desoír a Brézhnev, tenía una limitada capacidad de renovar su material militar. El 12 de junio de 1973, Sadat visitó Siria y acordó con Assad el ataque definitivo. La operación se denominaría Operación Badr (Operación Luna Llena).

El 13 de septiembre, en el curso de unas maniobras aéreas según los sirios, o de un hostigamiento según los israelíes, trece aviones de combate soviéticos de aquel país fueron derribados por el ejército de Israel sobre el Mediterráneo, lo que provocó que Asad instara a su homólogo egipcio a iniciar el ataque cuanto antes.


La guerra

El 6 de octubre de 1973, día del Yom Kippur, fiesta judía, Egipto y Siria lanzaron su ataque contra Israel. La fecha había sido escogida con cuidado desde el punto de vista táctico, ya que la mayoría de la población civil israelí estaba ayunando y se encontraría en las sinagogas, las defensas estarían descuidadas y muchos soldados estarían de vacaciones (sin embargo los permisos del Yom Kippur habían sido cancelados por el jefe del estado mayor Israelí David Eleazar). La fecha tiene además una connotación simbólica para los musulmanes, pues según el calendario musulmán un 6 de octubre Mahoma decidió entablar la Batalla de Badr que le dio la primera victoria musulmana contra los infieles de la tribu de Quraish.

La profundidad territorial defensiva conseguida por Israel gracias a los nuevos territorios conquistados en 1967 (una barrera natural de 250 kilómetros de desierto del lado Egipcio, y el desierto de Judea y los Altos del Golán en los frentes jordano y sirio), proporcionaba a Israel la posibilidad de renunciar por primera vez en su historia a un ataque preventivo y dejar que los árabes hiciesen el primer movimiento, con el coste político internacional que debería suponerles una acción semejante. Esa baza estratégica, junto a la euforia por la fulgurante victoria en la Guerra de los Seis Días y su superioridad aérea, hicieron que Israel dudase de que los árabes se atreviesen realmente a realizar un ataque a gran escala, por lo que los israelíes se vieron sorprendidos y abocados a una desesperada defensa tanto por tierra como por aire.


Los Altos del Golán

La ofensiva siria

Los cazas sirios MiG-17 invadieron el espacio aéreo israelí alrededor de las 14:00 horas en la zona de los Altos del Golán donde comenzaron los ataques sobre blindados y las posiciones del Cuartel General del ejército israelí en la zona, con incursiones en Naffaj, Druze y Kuneitra principalmente.

En esta última la artillería siria barrió la zona para eliminar a los tanques israelíes, iniciando la penetración de sus propias fuerzas acorazadas por todo el frente abierto, en la propia Kuneitra y Kushniva hacia Naffaj, mientras los israelíes trataban de organizarse para defender la zona dividiendo sus fuerzas. Por su parte, el ejército egipcio cruzó rápidamente el canal de Suez superando las primeras defensas hebreas. El ejército sirio era consciente de su inferioridad en cuanto a la capacidad para desplazarse alternativamente por el territorio, por lo que trató desde un primer momento alcanzar con rapidez sus objetivos antes de que los israelíes pudieran organizarse.

El Alto Estado Mayor israelí concentró sus esfuerzos bélicos primeramente en el norte. La península del Sinai era una amplia franja que los egipcios tardarían en superar, pero los Altos del Golan, estrechos hasta su cara sur, podían permitir a los sirios una fácil conquista. Mientras que los esfuerzos en la zona norte del Golán conseguían a duras penas mantener firmes a las fuerzas israelíes, por el sur la penetración de los carros sirios era significativa. Los primeros ataques aéreos israelíes resultaron desastrosos frente a las defensas antiaéreas sirias. Los israelíes perdieron más de cuarenta aviones F-4 Phantom II y A-4 Skyhawk, debiendo suspender las salidas.

Al final del primer día las tropas sirias habían alcanzado uno de sus objetivos fundamentales, el monte Hermon, mientras la mayoría de los blindados israelíes se retiraban. El Mar de Galilea era el siguiente objetivo sirio y mientras, su artillería se apostaba en las laderas del sur del Golán atacando las formaciones en retirada. Al día siguiente, 7 de octubre, los blindados israelíes se encontraron con el despliegue nocturno sirio en las cercanías de Najjaf donde carros tipo T-62, con los más antiguos T-34 y T-55 rusos darían cumplida cuenta de los Sherman israelíes, permitiendo el avance sirio más allá de Najjaf, ocho kilómetros en el interior de Israel. Más al norte, la situación era estable, gracias a las acciones de la aviación y al fuerte desgaste del ejército israelí.



La contraofensiva israelí

El 8 de octubre unidades blindadas israelíes iniciaron una contraofensiva para detener el avance sobre Galilea en el frente norte. Se usó muy poco la aviación, vistas las bajas de los primeros días, y se empleó a fondo la superior movilidad de las unidades blindadas israelíes. A las 48 horas del contraataque, los sirios se encontraban de nuevo en ese frente en las posiciones iniciales antes de la guerra, con unas pérdidas de material superiores al 80%.

En el frente norte, la presión sobre los sirios fue aumentando, aún con gran número de bajas. Se les desplazó hacia el Kushniya y se superaron las trincheras. La persistente acción israelí se vio sorprendida por una nueva ofensiva siria el 9 de octubre en Kuneitra que duró varias horas. Finalmente los sirios carecían de suministros suficientes y sus columnas de blindados y vehículos de transporte debieron frenar la acción y fueron superadas por el ejército israelí. El día 10 de octubre, los problemas sirios permitieron a la aviación israelí actuar destruyendo diversas bolsas de unidades sirias aisladas causando un gran número de bajas y pérdidas de material. Las pocas fuerzas restantes se retiraron a las fronteras anteriores al inicio de la guerra. El día 8 de octubre, la aviación israelí había castigado puntos estratégicos del Alto Mando sirio en la propia Damasco como respuesta a los cohetes Rana-7 que los sirios habían lanzado sobre la población israelí.

La moral siria había decaído desde entonces. El 11 de octubre, unidades acorazadas israelíes se internaron en el corazón de Siria por el Norte, superando el monte Hermón sin tomarlo y por el centro se avanzaba hacia la capital. Por el sur el avance era rápido hasta que fue obstaculizado por tropas iraquies que habían penetrado en Siria para apoyar la operación las cuales, sin embargo, fueron rápidamente eliminadas y tomado el punto estratégico de Tel Shams, a pesar de que también unidades blindadas jordanas se unieron al intento de contraofensiva siria.

En estas posiciones, Israel dispuso una línea defensiva muy fuerte y se quedó a 40 kilómetros de Damasco, amenazando con el uso de la artillería sobre la capital.


La ofensiva egipcia en el Sinaí

Tras cuatro oleadas de fuego artillero que barrieron la orilla oriental del Canal de Suez, tropas egipcias de infantería en número de entre siete y ocho mil hombres cruzaron el Canal y ocuparon posiciones de norte a sur (Kantara, Ismailia y Shalufa) armados con material antitanque y misiles antiaéreos SAM 7. Frente a los primeros movimientos de blindados israelíes la respuesta de la infantería causó numerosas bajas y permitió a las unidades desplegarse en el terreno y recibir un segundo regimiento para tomar las escasas y precarias posiciones israelíes. Al mismo tiempo un centenar de cazas egipcios destruyeron varias posiciones enemigas y los sistemas de comunicaciones del Sinaí.

Tras la infantería, las fuerzas de zapadores e ingenieros egipcios consiguieron abrir una cincuentena de pasos a través de los muros de arena de contención y defensa, estableciendo la comunicación de las dos orillas del Canal con una decena de transportes fluviales y otros tantos pontones. En la noche se consiguieron trasladar al Sinaí cinco divisiones de infantería, parcialmente mecanizada, y unos quinientos carros de combate. El objetivo egipcio era tomar alguno de los pasos internos de la península -en la costa no era posible el avance de los blindados-. Para apoyar la ofensiva, los helicópteros colocaron tras las líneas israelíes varios comandos de choque que fueron inutilizados o destruidos con relativa facilidad.

El 8 de octubre la zona sur de la península fue dividida en tres sectores por los israelíes para el inicio de una contraofensiva que les devolviera al Canal y partiese en dos el ejército egipcio. El primer ataque en Ismailia resultó fallido; el segundo, a cargo del general Ariel Sharón, consiguió llegar al Canal por el Gran Lago Amargo pero fuertemente debilitado, por lo que debió frenar su avance siguiendo las indicaciones del Mando Supremo del Ejército y soportar el fuego enemigo con grandes pérdidas.

El 11 de octubre, el ejército egipcio tomó la decisión de avanzar posiciones hacia el interior del Sinaí en una arriesgada maniobra que obligaba a desplazar los blindados de apoyo de la retaguardia a primera línea. La acción estaba motivada en las peticiones sirias a Sadat para que ofreciese una mayor presión en el sur y evitar los daños que los sirios estaban recibiendo en los Altos del Golán.


Contraofensiva israelí en el Sinaí

El 14 de octubre alrededor de quinientos blindados egipcios iniciaron la penetración, sobre todo por el centro y la costa sur, siendo frenados en toda la línea por los israelíes que, conocedores con antelación de los planes enemigos y ante la falta de suministros suficientes, habían preferido esperar. La falla de la arriesgada operación obligó a un repliegue egipcio con unas pérdidas de más de doscientos blindados. La situación permitía ya la contraofensiva israelí.

Durante la primera semana de la guerra, Siria y Egipto habrían podido hacer más daño al ejército de Israel, ocupar más territorio, e infligir graves daños a las ciudades. Pero las deficientes comunicaciones entre ambos ejércitos atacantes y la descoordinación jugarían en su contra.

El 15 de octubre por la noche, Sharón, con tres brigadas acorazadas, una brigada de infantería con unidades de paracaidistas de élite y una brigada de ingenieros, inició una operación para alcanzar la orilla oeste del Canal de Suez frente a la 21 Brigada Acorazada egipcia comandada por el general Sad Mam. Se llegó al Canal pero no se pudo cruzar aquella misma noche. El 16 de octubre un grupo reducido de paracaidistas israelíes habían llegado a la ribera occidental, pero con una fuerte oposición egipcia que impedía el avance de las unidades acorazadas.

El día 17 sólo una veintena de carros habían logrado cruzar el paso pero no se había conseguido colocar alguno de los puentes que transportaban los ingenieros. La artillería egipcia bombardeó sin cesar las posiciones israelíes y había causado graves daños a la unidad de ingenieros. En estas circunstancias se optó por avanzar hacia el sur, en dirección a Suez y que los Lagos Amargos sirviesen de protección al avance, asegurando un frente de entre veinte y treinta kilómetros donde los egipcios no pudieran penetrar. La operación podía permitir embolsar al Tercer Ejército egipcio. Finalmente entre el 17 y el 18 las unidades de ingenieros israelíes consiguieron establecer dos pontones por los que pasaron los blindados, al tiempo que habían sido destruidos muchos de los lanzadores de misiles SAM lo que permitió un pasillo aéreo para atacar las posiciones egipcias en el interior.


Batallas navales

La Batalla de Latakia entre los Sirios y los Israelíes se desarrolló el 7 de octubre, segundo día del conflicto. Fue una rotunda victoria israelí, que demostró además la eficacia de los barcos militares equipados con equipos de autodefensa ECM. La marina israelí logró su superioridad naval en el Mediterráneo con una segunda victoria el 9 de octubre en Damieta sobre la marina egipcia.

Además, tanto la marina siria como su homóloga egipcia prepararon diversos ataques y operaciones comando (realizadas por nadadores de combate) contra las bases navales enemigas.

Al terminar el conflicto, el balance fue muy positivo para Israel, que habia hundido o gravemente dañado 15 embarcaciones enemigas, mientras que tan solo ha perdido 2 patrulleras ligeras en el Mar Rojo, frente a los egipcios.



Las dificultades para el fin de las operaciones militares

Una vez que la cabeza de puente sobre Suez se había instalado, Leónidas Bréznev, consciente de que las fuerzas árabes se encontraban ya perdidas solicitó al Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, que ambos intervinieran conjuntamente para solicitar un alto el fuego. El 20 de octubre el Secretario de Estado, Henry Kissinger, se desplazó a Moscú para una entrevista urgente con las autoridades soviéticas a fin de poner término a la guerra. Fruto de las negociaciones fue que al día siguiente, el Ejército Egipcio reconoció por vez primera la presencia de tropas israelíes en la zona del Canal, aunque en realidad se encontraban más allá, en la carretera que unía Suez con El Cairo tratando de rodear al Tercer Ejército egipcio. El mismo día, 21, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió de manera urgente con una propuesta conjunta de Estados Unidos y la Unión Soviética que se aprobó, constituyendo la Resolución 338 que, en síntesis, estableció:

La obligación de las partes de finalizar las operaciones militares en doce horas y cesar el fuego, permaneciendo las unidades militares en los lugares que ocupasen en ese momento, esto es, las seis de la madrugada del día 22 de octubre.
En segundo lugar se conminaba a que, una vez establecido el cese del fuego, las partes negociasen un acuerdo de paz.
En tercer lugar, se exigía el cumplimiento de la Resolución 242 del Consejo de Seguridad.

A pesar de la Resolución, las hostilidades continuaron en Suez, donde las fuerzas israelíes terminaron de embolsar al Tercer Ejército egipcio. Una nueva resolución del Consejo de Seguridad, la 339, reunido a petición del Presidente Sadat, reiteró la resolución 338 y exigió a las partes volver a la situación del día 21, aunque Isarel hizo caso omiso y permaneció en sus posiciones, continuando la guerra. La Unión Soviética, viendo perder a sus socios árabes, movilizó a parte de su flota en el Mediterráneo (entre ellos dos portahelicópteros) y varías divisiones de paracaidistas junto con los aviones de transporte y lanzamiento correspondientes, bajo la amenaza expresa a Estados Unidos de desplegar tropas propias para poner a salvo al Tercer Ejército si Israel continuaba la ofensiva. Estados Unidos, por su parte, declaró la alerta nuclear, especialmente criticada por los miembros europeos de la OTAN que no habían sido consultados.

Mientras las acciones militares continuaban, Egipto bloqueó la entrada al Mar Rojo en el estrecho de Tirán -en un acto de presión que Israel consideró como "acción de guerra"-, también ordenó al Tercer Ejército una operación militar con apoyo de artillería y cazas para salir de la bolsa en la que se encontraba y mostró ante la opinión pública internacional su decisión firme de no negociar el intercambio de prisioneros si Israel continuaba sus acciones. Siria se unió a esta última estrategia con el beneplácito de la URSS. Así, el Tercer Ejército egipcio inició una maniobra para levantar el bloqueo el día 26 de octubre pero le fue imposible. Ese mismo día, Estados Unidos exigió a Israel el fin inmediato de las operaciones y que permitiese la llegada de un mínimo de suministros al Tercer Ejército, todo ello a cambio de que serían las posiciones del día 26, y no las fijadas en la Resolución 338, las que se tendrían en cuenta en las futuras negociaciones.

El 27 de octubre Israel y Egipto cesaron el fuego. A 100 kilómetros de Damasco se situaba la artillería israelí. Sus blindados se encontraban igualmente a 80 kilómetros de El Cairo.


Finalización del conflicto

A propuesta del Secretario General de la ONU, Kurt Waldheim, se acordó por unanimidad del Consejo de Seguridad el envío a la zona de conflicto de fuerzas de interposición de países que no hubiesen intervenido directa o indirectamente en el conflicto y tuviesen buenas relaciones con los contendientes. Así se acordó que la expedición de paz estuviese formada por miembros de los ejércitos de Austria, Finlandia y Suecia.
El acuerdo de alto el fuego entre Israel y Egipto se firmó el 11 de noviembre en el kilómetro 101 de la carretera que unía Suez y El Cairo en el que se acordaron las fórmulas de intercambio de prisioneros y el suministro de alimentos y combustible al Tercer Ejército. Por su parte, la Conferencia de Paz que auspiciaba Estados Unidos en Ginebra fue un fracaso al no asistir Siria ni estar invitada la Organización para la Liberación de Palestina. No obstante se inició formalmente el 21 de diciembre con la asistencia, además de los contendientes, de Jordania, Estados Unidos y la URSS. Al poco de abrise la sesión y con las declaraciones iniciales se dio por pospuesta sine die. Egipto e Israel mantuvieron negociaciones secretas que dieron fruto el 18 de enero de 1974 con la separación de ambos ejércitos, hasta ese momento fijos en las posiciones del 27 de octubre anterior. El acuerdo estableció la salida del ejército israelí de la zona occidental del Canal de Suez y la creación de una línea de separación de 11 kilómetros en la que se desplegaría la fuerza de las Naciones Unidas, limitándose el número de tropas de ambos bandos y la capacidad de la ONU para inspeccionar el cumplimiento de los acuerdos. Por su parte, las negociaciones sirio-israelíes culminaron el 31 de mayo. Israel se retiraba de la zona este ocupada en los Altos del Golán durante el conflicto y hasta las posiciones del alto el fuego de 1967, así como se producía un complejo intercambio de prisioneros que aún se cuestiona por la parte israelí, estableciéndose una línea de interposición de fuerzas de la ONU.


Las negociaciones posteriores

Tras los acuerdos que confirmaron el alto el fuego, Egipto e Israel iniciaron conversaciones reservadas bajo el patrocinio de Estados Unidos destinadas, en un futuro lejano, a fomentar un acuerdo de paz estable entre los dos países. La situación se vio favorecida, por un lado, el impacto que en la sociedad israelí había supuesto la guerra de 1973; por otro, las posiciones de Sadat que, alejándose de las tesis soviéticas, buscaba estabilizar su política internacional con Israel. Así, el 10 de octubre de 1975, delegaciones de ambos países firmaron un Convenio en Ginebra cuyo contenido era:

Israel abandonaba los campos petrolíferos de Abu Rodeis de los que recibía la mayor parte de su sumnistro. Al mismo tiempo, Estados Unidos e Israel firmaban un acuerdo secreto por el que aquél suministraría a éste el petróleo que necesitase en el futuro.
Israel dejaba varios pasos que pasaban a ser controlados por la ONU, mientras que ésta desplazaba más al interior del Sinaí su zona, dejando que las tropas egipcias ocupasen la misma.
Israel y Egipto podrían mantener o incrementar los sistemas de control eléctrónico en el suelo fuera del espacio asignado a la ONU.
Egipto se comprometió a levantar los bloqueos en el Mar Rojo y permitir que a través del Canal de Suez circulasen en ambos sentidos buques que suministrasen material no militar a Israel.
Igualmente, Egipto renunció a la guerra unilateral y a efectuar amenazas contra Israel salvo que éste atacase a un país árabe.

Consecuencias

Egipto sintió que moralmente se resarcía de las humillantes derrotas anteriores - por fin podría asestarle un golpe a Israel para que lo tomaran en serio -, y se restableció un cierto equilibrio simbólico con Israel. Esto facilitó que el principal país árabe se alejase de las tesis soviéticas y se acercase más a los Estados Unidos, mientras Siria mantuvo su vinculación a la URSS. La aproximación de Egipto al mundo occidental favorecería diversos acuerdos con Israel (Sinaí I y Sinaí II), que culminaron en los acuerdos de Camp David unos años después. Pese a todo, la intensa actividad diplomática dio lugar a una paz equívoca[7] pues estuvo acompañada de una escalada terrorista internacional por parte de grupos palestinos y de un inusitado acorralamiento diplomático contra Israel, gracias a la mayoría automática que formaron en la ONU los países árabes y el bloque del Este, que provocó más de 20 resoluciones consecutivas contra el Estado judío.

Pero las implicaciones internacionales fueron mucho más allá del ámbito político: el embargo petrolero a Occidente y la rebaja de la producción de los países árabes productores de petróleo, en represalia por su respaldo a Israel, desencadenó la drástica subida del crudo y una crisis en las economías industrializadas tras casi tres décadas de crecimiento ininterrumpido. Paradójicamente, Israel no sufrió esta crisis de suministro gracias a algunos pozos que conservó en el Sinaí.
 
Jesús E Ramirez C

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