domingo, 6 de febrero de 2011

Guerra del Chaco

La Guerra del Chaco se libró desde 1932 hasta 1935 entre Bolivia y Paraguay por el control del Chaco Boreal. La aridez y escasa población hizo que nunca se definieran, desde la época colonial, sus límites en cuanto a la dependencia política-administrativa. En la época independiente otro de los motivos fue el valor estratégico que tenía para Bolivia el río Paraguay, que lo limita al oriente. Llevar sus fronteras a ese río le permitiría el acceso al océano Atlántico ya que había perdido la salida al océano Pacífico en la Guerra del Pacífico de 1879. Otra de las causas era la supuesta existencia de petróleo en el subsuelo según la Standard Oil, que ya los explotaba en Bolivia.

La guerra del Chaco fue la más importante que se libró en Sudamérica durante el siglo XX. Durante tres años, Bolivia con 250.000 soldados y Paraguay con 150.000, se enfrentaron en combates en los que hubo hubo gran cantidad de bajas (60.000 bolivianos y 30.000 paraguayos), heridos y desaparecidos. Distintos tipos de enfermedades, las características hostiles del teatro de operaciones al igual que la falta de agua, afectaron la salud de los combatientes, a muchos de por vida. La guerra afectó seriamente los recursos de ambos países, de por sí muy pobres. Paraguay pudo sostener el abastecimiento de su ejército gracias a las armas capturadas a los bolivianos durante toda la guerra. Terminada la misma, vendió los enormes sobrantes a España para ser usadas durante la guerra civil, de esa manera Paraguay terminó la guerra con superávit económico, por primera y única vez en su historia.

Años después de concluido el conflicto, se descubrió que no existían más yacimientos petrolíferos, aparte de los que ya se habían descubierto en la precordillera boliviana lindante con el Chaco.

El 15 de junio de 1932, un destacamento del ejército boliviano capturó un puesto de avanzada paraguayo, el fortín 'Carlos Antonio López, al borde de la estratégica laguna Pitiantuta o "laguna Chuquisaca" como fue bautizada posteriormente por los bolivianos. Esta ocupación se hizo a sabiendas de que la laguna ya estaba ocupada por los paraguayos y contrariando ordenes expresas del presidente Salamanca de evitar todo tipo de provoccación en el Chaco. Con esta "operación" de encubrimiento, mentiras y desobediencia (y hasta extravío de documentación) realizado por miembros del Alto Mando Boliviano a espaldas del presidente se iniciaba uno de los conflictos que afectarían a Bolivia durante toda la contienda chaqueña, la de Salamanca contra los responsables de la conducción del ejército y que culminaría años después con el cerco del presidente y su destitución

El 16 de julio, el destacamento paraguayo Palacios volvió a apoderarse del lugar después de una pequeña refriega. Este hecho que volvía las cosas a su lugar, no lo fue para el engañado presidente boliviano Salamanca. Como si se tratara de una afrenta al honor nacional pidió al general Osorio, el primero de agosto de 1932, el enjuiciamiento de los responsables. Osorio se tomó su tiempo para responder. Este clima político guerrerista explica, en parte, la excesiva reacción boliviana que, en represalia, se apoderó de los fortines paraguayos Corrales y Toledo el 27 y 28 de julio, mientras el regimiento Campero, con doscientos hombres, atacó otro fortín paraguayo, Boquerón, que fue capturado fácilmente, no antes de sufrir una emboscada en la que murieron el comandante del regimiento y varios soldados. En el frente diplomático, ante la protesta paraguaya, Salamanca se mostró firme en no entregar esos fortines para volver al status-quo anterior exigiendo su vez que los tres fortines fueran integrados a una "zona en litigio" entre ambas partes.

Con la captura de los tres fortines el gobierno boliviano, sin tener en claro las consecuencias, transformó una serie de refriegas, casi siempre incruentas, en una guerra con miles de muertos y heridos. Pero la realidad era que Bolivia, a fines de julio de 1932, no estaba preparada para una operación militar en gran escala en el Chaco. El mismo Osorio, el 30 de agosto, en su Memorandum 507/32, con un tono casi altanero e irrespetuoso, se queja a Salamanca diciéndole que no tiene directivas precisas y que tampoco existe un Plan de Operaciones concreto que guíe al ejército boliviano en el Chaco. En el mismo memorandum adjunta su propio plan que consiste en avanzar en el Chaco por el Norte, en el Alto Paraguay, zona diametralmente opuesta al que, sin planes ciertos, se esta realizando en el Sur. Respecto del enjuiciamiento de los responsables de la caida de la laguna Chuquisaca le manifiesta que no es el momento adecuado para hacerlo. Todo esto ocurre a sólo 9 días del ataque a gran escala de todo el ejército paraguayo para recuperar Boquerón primero y destruir al ejército boliviano después, es decir, del inicio de la guerra. A su vez el general Quintanilla, a cargo de las fuerzas bolivianas en el Chaco, desde su lejano puesto de mando en Muñoz, le solicita al general Osorio que adicionalmente a los 3 fortines capturados autorice la ocupación de los fortines paraguayos Nanawa al Sur y Rojas Silva al Este.


En julio de 1932 los bolivianos contaban con cuatro mil efectivos organizados en lo que se conocía como el Primer Cuerpo del Ejército en la parte sudoeste del Chaco. Dos mil hombres, organizados en dos divisiones, estaban acantonados al noroeste del Chaco. Durante el mes de agosto más de 6.000 refuerzos empezaron a ser trasladados lentamente desde Bolivia rumbo al Chaco.

A partir de los sucesos del mes de julio (toma de 3 fortines paraguayos y actitud abiertamente guerrerista del gobierno boliviano) el gobierno paraguayo se convence de que sólo queda la solución militar a los problemas chaqueños y da luz verde a su Estado Mayor para que ponga en marcha la defensa del Chaco utilizando todos los recursos que el Paraguay pudiera disponer. Durante el mes de agosto de 1932, se concentró una fuerza de 8.000 efectivos organizados en un Cuerpo de Ejército en Isla Poí. Mil quinientos hombres más fueron ubicados en Nanawa, al sudeste del Chaco y la Tercera División, con 3.000 efectivos y ocho piezas Schneider de artillería móvil, fue acantonada al Norte, en el alto río Paraguay. Otros 3.000 efectivos más fueron enviados desde Asunción. Durante los meses de julio y agosto, se construyó una pista de aterrizaje en Isla Poí y se desplazó a esa zona todo lo que el Paraguay poseía de poderío aéreo. El ejército paraguayo buscaba golpear primero realizando en tiempo record la movilización para atacar con todas sus fuerzas a Bolivia. Estigarribia estimaba que con el cambio sorpresivo en la escala de la confrontación el enemigo recién podría completar su movilización masiva (y alcanzar la previsible superioridad en hombres y recursos) en 90 días, tiempo que necesitaba para llevar adelante, con ventaja, la Primera Ofensiva Paraguaya (sep-dic 1932).


Ofensiva paraguaya y retirada boliviana


Después de la captura de Boquerón, el ejército paraguayo con 15.000 hombres continuó su avance contra el resto de las posiciones bolivianas que fueron abandonadas sin oponer resistencia.

El Coronel Estigarribia planeó que una división atacase el camino Yujra-Arce mientras que una segunda avanzaría por la derecha para ganar la espalda del enemigo, la tercera quedaba como reserva esperando que la conquista de Arce, el fortín boliviano más avanzado en el Chaco, fuera más difícil que la de Boquerón. El comandante paraguayo actuaba con mucha cautela sabiendo que un error en esas circunstancias dificilmente podría recuperarse dado los escasos recursos del Paraguay. Una fracción boliviana fue rodeada por los regimientos paraguayos 2 de mayo y Corrales y se rindió. Los bolivianos abandonaron los fortines Ramírez, Yujra y Castillo, colocándose a 11 km de Arce. El regimiento boliviano 16° de infantería recibió la presión más intensa, pero pudo mantener sus posiciones con el apoyo de la batería Rivera. El ataque se trasladó entonces al ala izquierda defendida por los regimiento Loa y Campero comandadas por el mayor Germán Jordán, que también pudieron mantenerse en sus posiciones.

Completada la maniobra de aproximación, el 21 de octubre, al amanecer, comenzó el ataque paraguayo y para el mediodía los regimientos paraguayos 2 de mayo y Corrales lograron flanquear las líneas bolivianas y salir a su retaguardia. Los regimientos Pérez, 15, 20, y 35 abandonaron sus posiciones completamente desmoralizados, solo los combatientes del Loa, Campero, Lanza y 16° permanecieron en sus puestos hasta que el Coronel Peñaranda, temiendo ser rodeado, ordenó la retirada. Esta conducta de los combatientes bolivianos cuando eran cercados sirvió para configurar a posteriori las tácticas de combate paraguayas.

Y solo bastó la caída de unos cuantos proyectiles de artillería para que los ánimos se alarmaran y se perdiera la moral y disciplina.

Tte. Coronel Enrique Peñaranda, Comandante de la Cuarta División Boliviana
Este comentario pretende atribuir al soldado boliviano la culpa por la derrota liberando a los oficiales de la principal responsabilidad.

Las fuerzas paraguayas entraron en Arce encontrándolo vacío y en ruinas. Los 4.000 efectivos que la defendían se retiraron a Alihuatá, siendo cubiertos por los regimientos Loa, Campero, y Lanza, que también se replegaron de allí poco después. Aunque resulte paradójico esta retirada (organizada o nó) era lo mejor que podía hacer el ejército boliviano frente a un enemigo superior ganando un tiempo valioso hasta que Bolivia pudiera realmente movilizar sus recursos. Estigarribia hubiera deseado que presentaran batalla para poder aniquilarlos.

Y las tropas defeccionadas no pararon hasta Alihuatá. Algunos soldados se perdieron en el tupido bosque, otros cayeron presos del enemigo, el resto iba llegando a Alihuatá aisladamente, en completo desorden. El terror los impulsaba a seguir hasta Muñoz, había que tomar una resolución en el acto

Tte. Coronel Enrique Peñaranda, Comandante de la Cuarta División Boliviana
Con las pocas tropas disponibles, recien se pudo resistir el avance enemigo a 7 km de Fortín Saavedra, al borde de un largo y ancho pajonal que los paraguayos debían atravesar si querían seguir atacando. Allí se posicionó la 4° división al mando del Tte. Cnel. Bernardino Bilbao Rioja, que reemplazó al Tte. Cnel. Enrique Peñaranda dado de baja por enfermedad.


Mientras tanto en La Paz arreciaban las críticas tanto a Salamanca como al comando boliviano. El general Quintanilla contesta esas críticas con amargura: "Ni el general Kundt ni nadie remediarán la falta de efectivos, la deficiencia de armamentos y en general las innumerables deficiencias orgánicas que caracterizan la actual situación"

Combate aereo sobre Km 7
El 30 de noviembre de 1932, desde las trincheras se observó al Capitán de la aviación boliviana Rafael Pabón enfrentándose al Tte. Benítez Vera de la aviación paraguaya que llevaba de observador a un oficial del Estado Mayor paraguayo. Fue el primer combate aéreo en tierras Americanas.


OFENSIVA BOLIVIANA - diciembre de 1932 a julio de 1933


A partir de diciembre de 1932 el ejército boliviano completó la movilización de sus fuerzas y con la llegada al Chaco de nuevas divisiones puso en desventaja al ejército paraguayo. El coronel Estigarribia había avanzado durante 3 meses hasta Km 7 pero ahora debía enfrentar la embestida de la totalidad del ejército boliviano al mando de su flamante comandante, el general alemán Hans Kundt.

El Gral. Hans Kundt llegó a la La Paz el 5 de diciembre de 1932, mientras se continuaba combatiendo en las trincheras de Kilómetro 7. Rápidamente toma el mando de un ejército que en cuatro gestiones anteriores había estructurado impartiendo la disciplina y los estrictos rigores del militarismo prusiano. El conocimiento del ejército que él mismo había formado le permitió asegurar al presidente Boliviano la victoria en el Chaco.

Si hay justicia divina y todavía hay justicia humana, la victoria será nuestra, solo necesito 25000 hombres

Palabras del Gral. Hans Kundt al Presidente Boliviano Daniel Salamanca
.

Kundt disponía de mucho más y sobre todo disponía de la entera confianza del presidente Salamanca que tampoco había estado totalmente conforme con el desempeño de Lanza durante su corto interinato.

La llegada de Kundt como salvador levantó la moral y el ánimo de los ciudadanos bolivianos que pedían su vuelta a Bolivia después del desastre de Boquerón y la retirada hasta Km 7, cosa que molestó a los oficiales bolivianos quienes veían su pericia, habilidad (no demostrados totalmente hasta entonces) y orgullo menoscabados por la presencia del anciano oficial alemán a quien se le dio una autoridad total e indiscutible.

Kundt planeó una ofensiva, que en su primera etapa debía capturar el fortín Nanawa. Este fortin era importante porque abría varias posibilidades de ataque hacia Isla Poí, centro de operaciones paraguayo. Una ofensiva que capturara Nanawa y luego Isla Poí le permitiría a Bolivia llegar al río Paraguay y salir casi frente a Concepción, una importante ciudad del Paraguay sobre el lado oriental.

Se ordenó que la captura de los fortines Corrales, Toledo y Fernández estuviera a cargo del Segundo Cuerpo formado por la 8ª y 3ª División mientras que la captura del fortín Nanawa estaría a cargo del Primer Cuerpo integrado por la 7ma División formado por las fuerzas de retaguardia que defendían las regiones de Agua Rica, Murguía y Cuatro Vientos reforzadas por algunos regimientos de la 4ª División. En enero de 1933 se libró la primera batalla de Nanawa donde los bolivianos fracaron en su objetivo de capturar el fortín, formando, no obstante, un peligroso semicírculo delante de él que serviría de punto de partida para un ataque posterior.

El Segundo Cuerpo envió a la 3ª División compuesta por los regimientos Warnes, Ingavi, Pari, Chorolque y la Batería Sossa, a capturar el fortín Corrales. Mediante un rodeo los regimientos Warnes e Ingavi atacarían desde el Oeste, mientras que el Pari y el Chorolque presionarían el flanco Norte. En la maniobra murió el comandante del regimiento Warnes, Guillermo Sánchez, sorprendido por una patrulla enemiga. Los paraguayos, después de un breve combate, abandonaron el fortín.

La 8ª División capturó fácilmente el fortín Platanillos y confiadamente intentó hacer lo mismo con Fernández chocando con una fuerte defensa que la rechazó con fuertes bajas. El regimiento Colorados fue diezmado y tuvo que ser disuelto en el resto de otras unidades, transfiriendo su famoso nombre al regimiento 41.

Kundt no quiso perder la iniciativa y por tal motivo movió a la 8ª División desde Platanillos para que reforzara el accionar del resto del Segundo Cuerpo que enfrentaba a los paraguayos en Toledo. El intento de capturar el fortin fracasó formándose a partir de febrero (1933) una línea defensiva a 15 km de Corrales.



SEGUNDA OFENSIVA PARAGUAYA agosto 1933 a diciembre 1933)

Los cercos de Campo Grande y de Pozo Favorito
El ataque a Nanawa obligó al comando boliviano a debilitar el sector avanzado de Alihuatá, donde quedaron sólo tres unidades con un ténue enlace entre ellas: el regimiento Ballivían en Campo Grande, a la izquierda de Alihuatá; El regimiento Chacaltaya, en el centro del camino Alihuatá-Arce; y una pequeña compañía del regimiento Junin, en Pozo Favorito. Las patrullas paraguayas detectaron rápidamente zonas sin un debido control boliviano por lo que Estigarribia ordenó que la Séptima División realizara tres movimientos de cerco separados, uno contra el regimiento Ballivían, que sería el principal, y los otros dos, con unidades menores, sobre el regimiento Chacaltaya y la compañía del regimiento Junín.

La Batalla de Campo Grande duro varías días. Las unidades bolivianas hicieron desesperados esfuerzos para salir de los cercos. Los regimientos bolivianos Loa y Ayacucho, que se encontraban en Nanawa, fueron en su ayuda, pero el Loa también cayó en el cerco y el Ayacucho no pudo alterar la situación. Tanto Kundt como Banzer apreciaron erróneamente la dirección principal del ataque paraguayo.

Tras días de sufrimiento por la falta de agua y el hostigamiento enemigo, los regimientos Ballivían y Loa capitularon. Un total de 509 soldados, con 2 jefes, 11 oficiales, 3 médicos y 10 suboficiales se rindieron. En el otro extremo la compañía del regimiento Junín también se rindió. En el centro el regimiento Chacaltaya iba a correr la misma suerte, pero la aparición oportuna de los regimientos Lanza y Campero, después de duros combates, le abrieron un brecha por donde pudo escapar.

Estas tres maniobras contra los regimientos que defendían el sector avanzado de Alihuatá fue el primer síntoma del cambio de estrategia que estaba adoptando el ejército paraguayo y un ensayo en miniatura de lo que vendría después.


TERCERA OFENSIVA PARAGUAYA - Enero 1934 a junio de 1935

Creación del Segundo Ejército Boliviano

Bolivia acepta el armisticio no para rendirse sino para formar un nuevo ejército que prosiguiese la guerra. En el primer año, Bolivia había movilizado a la juventud de 20 a 30 años. Ahora movilizó a los de 30 a 40 años que al ser casados y tener familia dejaban a estas en condiciones precarias haciéndo que su sacrificio fuese mayor. Durante el primer año y medio de guerra, Bolivia había movilizado 77.000 hombres de los cuales solo quedaban 7.000 en el Chaco (La Séptima División). Del resto: 16.000 habían muerto; 32.000 fueron evacuados por heridas o por enfermedades como la malaria; 10.000 cayeron prisioneros; y 6.000 habían desertado. La gran cantidad de desertores muestra que la guerra no era popular ni comprendida por el pueblo boliviano. Muchos soldados que veían como las tierras de sus comunidades eran expropiadas por los terratenientes bolivianos (dando lugar a levantamientos campesinos) ahora debían ir a luchar por un desierto inhóspito y estéril.

Estigarribia queda sorprendido, Bolivia, después de sufrir derrotas aplastantes, recobraba su vitalidad y seguía peleando con exasperante tenacidad. El país todavía tenía los recursos para ello, algo que el Paraguay carecía y compensaba con un patriotismo que le proporcionaba alguno que otro contingente nuevo desde Asunción.

Cuando el armisticio caducó, el ejército boliviano había recuperado su estructura, contaba nuevamente con dos Cuerpos del Ejército, formados por dos divisiones cada una, cada división compuesta de tres regimientos, un grupo de artillería y un grupo de morteros. El Primer Cuerpo con los regimientos Pérez, Sucre y Murguía, formando de nuevo la Cuarta División, y el Campero, Florida y Colorados constituyendo la Séptima División, con el regimiento Castrillo de reserva. El Segundo Cuerpo contaba con la Tercera División compuesta por los regimientos Jordán, Loa y Santa Cruz, y la Octava División formada por los regimientos Campos, Ayacucho y Chorolque con el Ingavi como reserva. Los regimientos Abaroa, Aroma y Lanza constituían la reserva inmediata a las órdenes del Comando Superior, el regimiento Montes resguarnecía la región de Carandaity, un total de 18 regimientos con un total de efectivos superior a las fuerzas que Kundt comandó un año antes. Pero esta enorme estructura tenía dos graves inconvenientes: 1) Los soldados carecían de experiencia bélica, su moral y motivación eran bajas. En su libreta de guerra, el soldado Severino Menduina del RI 12 Florida se queja de la mala comida, del temor a la selva chaqueña y de los fusilamientos de desertores que los soldados están obligados a presenciar; 2) El cuadro de oficiales estaba tan raleado que se tuvo que entregar el comando de la mayoría de los regimientos a capitanes y mayores con poca experiencia o tener que contratar directamente extranjeros, especialmente chilenos, que ingresaron en grupos a mediados y fines de 1934. Mientras el ejército boliviano alistaba a estudiantes como soldados su par paraguayo los preparaba para oficiales y suele atribuirse la poca capacitación y cantidad de oficiales a la estructura de la sociedad boliviana, al elitismo y al racismo.


Caida del fortin Magariños

Desde la derrota de Campo Vía el Alto Mando boliviano había decidido resistir en la Línea Magariños-La China. Allí, el Primer Cuerpo boliviano había construido un tremendo sistema defensivo, sin lugar a dudas, el mejor realizado durante toda la guerra. La seguridad para los sirvientes de armas automáticas y fusileros era absoluta. Se notaba que se tuvo en cuenta la escasa moral de la tropa que debía cubrirla y se trató de infundirle valor mediante el convencimiento de que al amparo de la misma no sería alcanzado por el fuego paraguayo. La comunicación entre el fortín Magariños y La China se hacia a través de un camino que iba a La Chinita (117 kms.) , y de la Chinita volvía a La China (125 kms) totalizando 242 kms de punta a punta mientras que en línea recta Magariños estaba de la China a sólo 80 kms.

A comienzos de febrero de 1934 las tropas paraguayas comenzaron a accionar sobre La China y se observó que los bolivianos trasladaban tropas desde la zona de Magariños para reforzarla. A tal efecto, el 10 de febrero, se ordenó realizar un ataque demostrativo en Magariños al sólo efecto de fijar allí la mayor cantidad de bolivianos. Con apoyo ligero de artillería se inició una cautelosa aproximación al poderoso sistema defensivo. El día 11 se ocuparon algunos puestos avanzados pero a medio día el comando paraguayo evaluó que el ataque demostrativo no había producido el efecto deseado. Se ordenó incrementar la acción para hacerla más verosímil a cuyo efecto, a partir de las 14:00, se avanzó cada vez más cerca. Para sorpresa del comando paraguayo, en el sector central, sobre el camino que de Moreno va al fortín Magariños, debido a la defección de gran parte de los defensores, se pudo ocupar 300 mts. de trincheras mediante un ataque con bayonetas y machetes. Se penetró 7 kms rumbo al fortín Magariños sin encontrar resistencia dejando a retaguardia miles de soldados bolivianos que seguían en sus trincheras sin haberse dado cuenta de la brecha existente. El avance se suspendió debido a la oscuridad y la falta de conocimiento del terreno. El día 12, los bolivianos se enteraron de esta incursión en su retaguardia y retrocedieron en toda la línea abandonando las trincheras sin combatir. Magariños fue incendiada por los bolivianos y a la noche las patrullas paraguayas pernoctaron a 30 kms más allá del fortín. En sólo 14 horas habían hecho un avance de 35 kms. Los bolivianos tuvieron 60 bajas, los paraguayos 10 y 27 heridos.

Persecución por el desierto

El Cnel. David Toro, después de superar Carandaity y los fortines 27 de Noviembre, Algodonal, La Rosa, Yrendague y recapturado Picuiba, continuó la persecución de las fuerzas de Franco. A su juicio, una vez destruido el Segundo Cuerpo enemigo se estaba "en situación de copar el grueso del ejército Paraguayo que operaba contra Villamontes al Oeste, aislándolo de sus principales bases, obligándolo, cuando menos, a efectuar una desordenada retirada hacia el sudeste, que le ocasionaría las más graves consecuencias". La realidad era que a medida que avanzaba por una zona desertica, en pleno verano, accionando contra un enemigo que permanentemente se detenía, lo enfrentaba, se dejaba rodear y luego escapaba, estiraba su línea de aprovisionamiento (de agua principalmente), su seguridad se hacía cada vez más débil y los soldados se iban agotando física y moralmente. La 6ta. División paraguaya fue rodeada a principios de septiembre de 1934 en Puesto Burro, el dia 22 en Algodonal, el 9 de noviembre (conjuntamente con la División de Reserva) en Yrendague y a fines del mismo mes esas dos unidades fueron expulsadas de Picuiba.


Batalla de Ingavi

La batalla de Ingavi comenzó el primero de junio de 1935 con una ofensiva de la Sexta División boliviana comandada por el coronel Julio Bretel compuesta por 3000 hombres. Dicha división estaba integrada, entre otros, por el regimiento de Infantería "Florida", y el de Caballería "Ballivian". El destacamento paraguayo comandado por el tte. coronel José Cazal Rivarola dispuso la defensa de Ingavi. Este oficial, profesor en la escuela militar y encargado de la fundación de fortines en el Chaco, conocía muy bien la zona. Su traslado al fortín Ingavi fue hecho por Estigarribia dada la inminente ofensiva boliviana contra fuerzas paraguayas estacionadas allí desde fines de abril de 1935. Sus órdenes eran que Ingavi no debía caer en manos bolivianas. Las fuerzas paraguayas estaban organizadas en tres "pseudos" regimientos e integradas por veteranos con más de dos años de combate.

Al cuarto día de iniciado el ataque boliviano (4/junio/1935) Cazal Rivarola, con no más de 850 hombres, rodeó a las poco experimentadas fuerzas bolivianas. Entre el 7 y el 8 de junio la batalla de Ingavi terminó con la captura de su comandante, el coronel Bretel, y dos mayores, uno de ellos era Humberto Berndt Vivanco, de nacionalidad chilena, que fuera contratado por el ejército boliviano cinco meses antes, en enero de 1935, y que al caer prisionero comandaba el regimiento Ballivian de la Sexta División. Las fuerzas de Cazal Rivarola avanzaron los dias siguientes por el camino Ingavi-Ravelo desalojando varios puntos defensivos bolivianos establecidos cada 5 km. y capturando camiones, armas y provisiones.
En ese mismo momento, muy lejos de ahí, en Buenos Aires, se llegaba al acuerdo de firmar, el día 12 de junio, un protocolo de paz. Ese día las tropas paraguayas ya habían avanzado 32 kms desde Ingavi y estaban a sólo 15 km de su nuevo objetivo: Ravelo y las instalaciones petrolíferas bolivianas.

Estos hechos influyeron en la decisión del comando boliviano de exigir a sus diplomáticos de que aceptaran la propuesta paraguaya y firmaran el protocolo de paz.


Fin de la guerra

Después de largas negociaciones, el tratado para terminar la guerra fue firmado en Argentina el 21 de julio de 1938. El canciller argentino Carlos Saavedra Lamas, había convocado a una Conferencia de Paz de Buenos Aires. Había obtenido el Premio Nobel de la Paz de 1936, por su labor en pro de la paz en general, y en particular por haber inspirado el Pacto antibélico Saavedra Lamas, firmado por 21 naciones y convertido en un instrumento jurídico internacional. Tuvo un papel importante, aunque también polémico, como mediador para finalizar la guerra del Chaco.

Paraguay resultó el mayor beneficiado del acuerdo de paz, al retener las 3/4 partes del Chaco Boreal estableciéndose para ello los actuales límites internacionales geodésicos. Bolivia recibió una pequeña área a orillas el río Paraguay, donde se encuentra hoy día Puerto Busch.


Consecuencias políticas

En 1936, el gobierno del presidente paraguayo Ayala fue depuesto por un golpe militar dirigido por oficiales jóvenes, escandalizados por lo que suponían términos extremadamente benignos para Bolivia. Que elevo al poder al coronel Rafael Franco, cuestión de que en el ejército paraguayo este era más apreciado que Estigarribia, eso condujo a la caída del Partido Liberal del poder acusados estos de "entreguistas del Chaco" el 17 de febrero de 1936. Paraguay sucumbió ante los efectos de una severa crisis económica y una sucesión de golpes de estado y dictaduras, que culminaron en la dictadura de Alfredo Stroessner de 1954 a 1989.


En Bolivia, Salamanca tuvo que ceder el gobierno a su vicepresidente José Luis Tejada Sorzano ya a fines de 1934, quien a su vez fue derrocado en mayo de 1936 por el coronel José David Toro, uno de los responsables del fracaso militar. Faltaban menos de dos semanas para unas nuevas elecciones presidenciales.

La Guerra del Chaco tuvo un impacto muy profundo en Bolivia y el Paraguay, quedando ambos países seriamente afectados en sus economías.


Acuerdo limítrofe

El 27 de abril de 2009, 74 años después de finalizado el enfrentamiento bélico, los presidentes Evo Morales de Bolivia y Fernando Lugo de Paraguay firmaron en Buenos Aires el acuerdo definitivo de límites territoriales del Chaco Boreal. El acto se realizó en la Casa Rosada en presencia de la presidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner, previa aceptación por parte de sus respectivos cancilleres del "Acta de cumplimiento y ejecución" del Tratado de paz, amistad y límites entre Bolivia y Paraguay de 1938.

Ese día, la comisión mixta demarcadora de límites, integrada por Bolivia y Paraguay y presidida por la República Argentina en representación de los países garantes –Argentina, Chile, Brasil, Estados Unidos, Perú y Uruguay– y que comenzó su labor en 1938 a partir de la conferencia de paz de Buenos Aires, entregó a los primeros mandatarios de Bolivia y Paraguay, a través de la presidenta anfitriona, la memoria final de la demarcación de la frontera entre ambos países, dando por cumplido el tratado de paz.

El informe sobre la labor técnica, finalizada en 2007, fue realizado por el delegado argentino y presidente de la comisión demarcadora, general retirado Luis María Miró.



Jesús Enrique Ramirez Contreras
Sección: 1

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